domingo, 14 de enero de 2018

Grandes Ideas de la Filosofía, Estética

2 comentarios:

  1. Martha4 de noviembre de 2013, 13:18
    (...)Fue en 1964, cuando en una galería de Nueva York tropezó con una célebre escultura de Andy Warhol, Brillo Box, una reproducción exacta de las cajas de jabón fabricadas por la marca de detergentes y que, a ojos de Danto, no se distinguía en modo alguno del producto comercial original. Si no había nada obvio que distinguiera la escultura de Warhol de un objeto de consumo ordinario, se planteó Danto, ¿qué hacía de ella una obra de arte original? Su respuesta es que la escultura de Warhol poseía un significado. Trataba de diversas cosas, entre ellas de la sociedad de consumo. La caja de jabón original solo tenía un sentido funcional. El problema era evidente: ¿cómo se distingue un objeto de arte de uno meramente funcional?

    Danto resolvió la cuestión abandonando las coordenadas de la historia del arte y enmarcándose en las de la sociología. Para él, la obra de arte no lo es por ninguna cualidad intrínseca, sino por encuardarse dentro del “mundo artístico”, colectivo en el que participaban, por supuesto, los propios creadores, pero también los críticos, historiadores, museístas y marchantes que integraban la comunidad artística. Si esta acepta algo como arte, entonces es arte.

    El marco interpretativo de Danto fue difundido bajo el marchamo de Teoría Institucional del Arte, que sigue ejerciendo gran influencia, sobre todo a partir de la obra de George Dickie.

    “Intento explicar, desde el punto de vista de la historia del arte, por qué se fue la belleza y nunca más volvió”, explicaba Danto durante la presentación en España de su libro El abuso de la belleza (Paidós, 2005). “La belleza, para el arte, es una opción, no una condición necesaria”, afirmaba el filósofo.cultura.elpais.com

    En este blog el 4 de noviembre de 2013- Arthur C. Danto-1924-2013

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  2. PREGUNTA. ¿Cuál es el actual significado de la belleza para el arte contemporáneo?

    RESPUESTA. Ésa es la pregunta que me planteé al escribir El abuso de la belleza. Lo que el libro trata de explicar son las probablemente buenas razones por las que la gente no da por sentado que el arte actual tiene que ser bello. Al inicio del siglo XX la belleza era uno de los propósitos, se trataba de crear un objeto hermoso con el fin de lograr la delectación estética. A principios del siglo XXI nos encontramos en una situación muy distinta. Lo que el libro intenta hacer es explicar, desde el punto de vista de la historia del arte, por qué sucedió eso. Por qué se fue la belleza y nunca más volvió. Por otro lado, también he procurado explicar por qué es una opción y no una obligación o una necesidad para el artista el hacer un objeto bello. Como consecuencia de esto, ofrezco un análisis que sugiere que la opción de hacer algo bello está indicado cuando su ser bello contribuya al significado de la obra. Yo llamo a eso belleza interna.

    P. Como usted señala en su libro, todo empezó con la actitud de los dadaístas que rechazaron la idea de la belleza por no someter su trabajo al gusto de una clase dominante que había llevado a la terrible y traumática carnicería de la Primera Guerra Mundial.

    R. Así es. La concepción de los dadaístas en 1915, en Zúrich, desde donde podían escuchar el bramido de los cañones, les llevó a decidir que ellos no proveerían de belleza a una sociedad capaz de una guerra como ésa. Y allí es que surge este grupo de buenos artistas, originales y profundos, que deciden hacer un arte deliberadamente antiestético. Debieron sentir que hacían algo profundamente significativo al abusar (vejar) de la belleza. Produjeron un trabajo que expresaba su revulsión, su indignación. Pero desde esa época se ha estimado que si eres serio como artista lo expresarás rechazando la belleza en tu trabajo. Ésa era la situación, aunque luego empecé a pensar en ciertos trabajos en los que la belleza estaba asociada con la guerra.

    P. Usted cita como ejemplos casi opuestos Elegía para la República española,

    que le impactó de inmediato por su belleza, y el

    Guernica,responsables. Pero Motherwell, al pintar una elegía, expresaba la tristeza que sintió ante las esperanzas arruinadas de una sociedad mejor. Las elegías no son confrontaciones sino lamentos. Son dos trabajos muy distintos. Picasso quería hacer la antítesis de una obra bella. Él era capaz de hacer una

    de Picasso, al que califica como un cuadro "no bello".

    R. Cuando Picasso pintó el Guernica lo hizo como una acusación al Ejército alemán por bombardear esa localidad vasca. Él quería confrontarlos con una imagen de la atrocidad que habían cometido, un atentado del que ellos eran obra hermosa, pero ya como pintor cubista se había apartado de las apariencias para concentrarse en la estructura interna del mundo, una estructura geométrica. Podía ser intelectualmente bella pero no físicamente bella.

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