sábado, 2 de diciembre de 2017

La Mitad Invisible

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  1. El 'peine de Pili'

    El primer Peine del Viento que realizó Eduardo Chillida fue en 1952, el que está en el Museo Reina Sofía, de Madrid. El último lo creó en 1999. Fue una de sus últimas esculturas porque al año siguiente cayó enfermo y dejó de trabajar. En total hay 24 peines del viento repartidos por el mundo. Fue una obra que siempre le obsesionó y a la que volvía una y otra vez. Sin duda, el más simbólico y conocido peine es el instalado en el mar de San Sebastián, el que hace el número XV, esas tres piezas aferradas a las rocas de la costa embravecida del Cantábrico. Pero, en la calma del Chillida-Leku, en los montes de Hernani, descansa otro peine muy especial, aquel que el escultor realizó a petición de su mujer, Pilar Belzunce. “Mi madre quería un peine y le pidió a mi padre que le hiciera uno”, explica Ignacio Chillida, uno de los hijos de la pareja y comisario de la muestra que se inaugura en la ciudad donostiarra. Hace el número XVII y es conocido en la familia como el peine de la ama (madre en euskera) o el peine de Pili. Esta escultura, de dos toneladas y medio de peso y que data de 1990, ocupará un lugar principal en la muestra que se inaugura el próximo jueves, en claro homenaje a Pilar Belzunce.elpais.com Babelia

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