martes, 13 de diciembre de 2016

LIBERO BADIÍ, AREZZO, ITALIA 1916, MURIÓ EN BUENOS AIRES EN 2001

La Fecunda

La fecunda

​En 1962, al exponer en el MNBA, Libero Badii incorporó un gráfico al catálogo, una línea de la relación entre su vida y el arte. En ella daba cuenta de sus estudios y viajes, las obras principales realizadas y el desarrollo hacia una comprensión del arte. Este último contaba, hasta entonces, con tres fases señaladas por el artista: “período de estudios académicos”, “período sentido conocedor de creación artística” y “período adquisitivo del concepto”. Dos líneas de influencias aceptaba el artista en su creación: la americana, deudora del viaje por los países andinos de 1945, y la europea, su continente natal, recuperado en el viaje de 1948. En los años sesenta, ambas se reunirían en una escultura de carácter simbólico y arquetípico. Tal vez, uno de los objetivos del “arte siniestro” –la categoría que postula el artista para definir sus obras– haya sido resolver ese par polar de las influencias estéticas de los años cincuenta.
Badii entendió –casi desde sus inicios– que la escultura era la forma física de ideas espirituales mediante el carácter expresivo de la materia. La fecunda, ubicada en la línea americana, parte de la idea de la mujer como continuidad del ser en los hijos. Esta escultura integra un conjunto temático, principalmente con La madreEl anuncio y La familia. Hay un sustrato religioso en estas obras, que queda explicitado en El Cristo, bronce de 1961 (Cementerio de Olivos).
A pesar del proceso de abstracción ejercitado desde un laborioso trabajo creativo a partir de modelos, bocetos y dibujos, perduró en Badii la referencia iconográfica. Tal vez, las diversas obras realizadas bajo el concepto de “la familia” permiten clarificar esta partida figurativa sometida a un ejercicio de abstracción (1), práctica que el escultor realizaba también autónomamente (Ejercicio en abstracto nº 10, 1956, inv. 6943, MNBA). En 1955, en la galería Krayd (2), expuso El deseo: dos figuras complementarias se atraen en el espacio generando un vacío significativo que señala la particularidad de la mirada entre abstracción-figuración por parte de Badii, ajeno a los debates sobre esta cuestión en la posguerra. El escultor usa libremente el lenguaje que considera necesario para dar cuenta de su visión; se entra al ser por la materia (para el artista, escultor y materia son el vehículo de la idea).
La fecunda, realizada durante el embarazo de su mujer, fue ejecutada en yeso, hierro y bronce (3), y probablemente una primera versión sea la escultura figurativa de una mujer embarazada, distante de los volúmenes geométricos del hierro y el bronce. Es interesante observar cómo Badii en la copia de hierro del MNBA incorpora las huellas de la soldadura a la materialidad de la figura, esas líneas de relieve se asocian visualmente en la síntesis de brazos y pechos maternos, y se contraponen al vacío que circunscribe el único ojo. Su formato mediano, sin embargo, sugiere monumentalidad.
Tal vez, no sea “vacío” el término correcto para referirse a una escultura de Badii. Es más certero pensar en un artista que extrae materia de los volúmenes geométricos: como si su acción acelerara la del tiempo sobre las formas naturales. En una mirada de larga duración su obra es más heredera de los Esclavos de Miguel Ángel que de la abstracción moderna.
Federico Martino afirmó, refiriéndose a La fecunda, que “de pie la figura muestra su vientre, pirámide, montaña, santuario”. Estas citas certeras subrayan el pensamiento americano de Badii: el impulso primigenio, arcaico de la cultura. Si el “arte siniestro” es tanto una forma de conocimiento como de sentir que se expresa vitalmente en América, en La fecunda pareciera desarrollarse la idea del “flujo continuo” que es otra de las características que podemos asociar a lo “siniestro”. Así, La fecunda es tanto el soporte material del tópico histórico de la fertilidad americana, como del universalismo de la fecundidad de la tierra. Por otra parte, hay un anclaje en lo circunstancial (“el correr de los días”) si consideramos a La fecunda una representación de su mujer, Alicia Daulte, embarazada. De esta manera anuncia la serie de “retratos imágenes” de mediados de los años cincuenta.
Además, formalmente se asocia con La muñeca, también de 1953, en el fuerte volumen piramidal que la define espacialmente. Esta escultura está vinculada a los hijos y a sus juegos, pero remite a los dibujos realizados en la década anterior durante el viaje norteño.
Es en la tensión inherente a los conceptos universales (Madre, Padre, Tiempo, Alma, Libertad, Poder, Misterio, Magia) y su devenir americano donde se resolverá discursivamente luego el “arte siniestro”, particularmente en las maderas policromadas y ensambladas –de verticalidad totémica– de fines de los años sesenta y comienzos de los setenta. En la colección del MNBA se encuentra Muñeco de 1968 (inv. 9381), parte de un conjunto de 15 esculturas iniciales que forman la serie Conocimientos siniestros.
El breve poema de Raúl Gustavo Aguirre, referido a La gloria–una de las obras más cosmológicas de Badii–, capturó el sentido último del hacer de este escultor: “Tocar uno / la belleza / antes / que la toque / la muerte”. Sea esta, tal vez, la definición más exacta del siniestrismo.Roberto Amigo

1 comentario:

  1. Lo siniestro para Badií tiene que ver con las fuerzas oscuras y tenebrosas del espíritu, alude en el sentimiento que despierta en el ser humano todo lo que no puede explicarse por la razón. Para concretar el arte siniestro "opté ´por otro material la madera policroma. Ahora el modelador o escultor ha quedado atrás, me siento un constructor".
    Así, construyendo las piezas como si fueran mecanos inmensos, Badií logró volúmenes de planos rectos coloreados, con perfiles netos y formas múltiples superpuestas. A los tres colores primarios sumó el negro, el blanco y el gris,
    En 1971 con sus "Muñecos" en madera policromada, Libero Badií, quien era ciudadano argentino desde 1947, obtuvo el Primer Premio Internacional de la Bienal de San Pablo.
    En su producción de los años 50 se advierten influencias de Henri Moore, como de la escultura precolombina. A mediados de los 60 realizó sus trabajos más destacados.
    Referencia:Arte argentino- Artistas Visuales de la A a la Z Munila Lacasa. González del Solar, Buenos Aires, Golden Company, 2016.

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