domingo, 11 de septiembre de 2016

3. Sobre "Facundo" de Sarmiento - CURSO DE LITERATURA ARGENTINA

4 comentarios:




  1. El Facundo o Civilización y barbarie, de Sarmiento, es, si los hay, un texto matriz de la cultura argentina, un texto que escribe y la vez moldea, secularmente, la historia de la nación. Su complejidad semántica, su densidad, su ambivalencia paradojal2 -simplificada, no obstante, en la manipulación política hasta el eslogan y el estereotipo- permite encontrar en sus páginas el planteo de una tesis, y a la vez, su matiz disidente o su contrario. Por ello, quizá, las más diversas orientaciones de pensamiento recurren a él para re-significar sus formulaciones, para justificar, desde la afirmación o la negación, su propia programática.
    Desde su publicación en 1845 hasta los albores del siglo XX, el Facundo es sometido a lecturas varias. Hay libros que entran implícitamente en diálogo con él para plantear un debate: Una excursión a los indios ranqueles (1870), Pablo, o la vida en las Pampas (1869), de Lucio y Eduarda Mansilla, respectivamente, y, por supuesto, el Martín Fierro. Otras obras, en las dos últimas décadas del siglo, se apoyan en él de manera explícita para intentar -a favor o en contra- una comprensión de lo argentino, desde un amplio espectro ideológico: el positivismo (Ramos Mejía, Ingenieros), el pre-nacionalismo (Joaquín V. González), el pre-revisionismo histórico (particularmente con David Peña). Si puede decirse que en la obra de Sarmiento hay un héroe, un programa político, y un paisaje, me referiré aquí, en particular, al eje que pasa por la imagen heroica y que deriva hacia su problemático entrecruzamiento con la posterior recuperación del gaucho y de la «barbarie» como iconos fundadores de una identidad nacional.



    Sarmiento en diálogo con Facundo y con su Facundo

    El primero en releer significativamente el Facundo es Sarmiento mismo. La revisión crítica se dirige tanto al héroe, como al libro propio. En un artículo publicado en el diario El Debate (4-11-1885) en oportunidad del Día de los Muertos, esboza un amplio gesto de conciliación con la figura histórica del caudillo. Facundo (y en esto Sarmiento sigue una línea de mitificación positiva iniciada en su libro3) resulta elevado a la categoría de héroe originario, fundador de la nacionalidad. Es, a la Argentina, lo que los héroes primitivos, como Ayax y Aquiles, a la Grecia clásica. Ya se ha transfigurado en perenne «forma escultural», y eso, sobre todo, gracias al «arte literario» del mismo Sarmiento, que lo ha condenado «a sobrevivirse a sí mismo y a los suyos». En lo que respecta a lo personal, no quedan rencores ni furias: más bien, aceptación, identificación, reconocimiento del otro en lo más íntimo: «mi sangre corre ahora confundida en sus hijos con la de Facundo -dice Sarmiento, aludiendo a parentescos contraídos- y no se han repelido sus corpúsculos rojos, porque eran afines».
    Otra consideración -más concreta, menos lírica, menos estimativa- es la que aparece en Conflicto y armonías de las razas en América, donde Sarmiento insiste sobre todo, en la programática política -versión corregida y mejorada de lo expuesto en Facundo, afirma4- y las perspectivas de desarrollo. No hay allí capítulo que se le dedique a Quiroga, aunque su figura cruza, en ramalazos, el relato histórico-ensayístico. En aquel que se consagra a los caudillos (Vol. II, póstumo), se dibuja un rápido retrato que confirma rasgos ya señalados en la biografía. Facundo es aquí el bárbaro que se jacta de su barbarie ante la tímida esposa de Dalmacio Vélez Sarsfield. También es el «converso» que, en Buenos Aires y en contacto con los «doctores», se arrepiente, con desaforada violencia, de haber hecho la guerra a Rivadavia5. Pero se lo contempla sobre todo, en su faz de turbulento hijo de la naturaleza («bárbaro, no más, que no sabe contener sus pasiones», se ha dicho en el Facundo), y se le niega a él, y a los otros caudillos, la condición plenamente humana y racional. (...)
    cervantesvirtual.com-María Rosa Lojo

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  2. El Libro se divide en dos partes, una Primera Edición "El Gaucho Martín Fierro", la cual José Hernández comienza a escribir en el año 1872, y una Segunda Edición, "La Vuelta de Martín Fierro" que la comienza en 1879.
    El gaucho Martín Fierro
    Martín Fierro es un poema narrativo de José Hernández, obra literaria considerada ejemplar del género gauchesco en Argentina. Se publicó en 1872 con el título El Gaucho Martín Fierro.

    Narra el carácter independiente, heroico y sacrificado del gaucho. El poema es, en parte, una protesta en contra de las tendencias europeas y modernas del presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento.

    Consta de trece capítulos: I Cantor y Gaucho, II Ayer y Hoy, III Sirviendo en la frontera, IV El pulpero. A buena cuenta., V Gringos en la frontera. La estaquiada., VI Desertor. Las ruinas del rancho., VII Pelea con el moreno., VIII El ser gaucho es un delito., IX Matreriando. La lucha con la partida., X Por culpa de una mujer., XI A bailar un pericón., XII Ansí estuve en la partida., y XIII A los indios me refalo.

    Leopoldo Lugones, en su obra literaria El payador calificó a este poema como "el libro nacional de los argentinos" y reconoció al gaucho su calidad de genuino representante del país, emblema de la argentinidad. Para Ricardo Rojas representaba el clásico argentino por antonomasia. El gaucho dejaba de ser un hombre "fuera de la ley" para convertirse en héroe nacional. Leopoldo Marechal, en un ensayo titulado Simbolismos del "Martín Fierro" le buscó una clave alegórica. José María Rosa vio en el "Martín Fierro" una interpretación de la historia argentina.

    Este libro ha aparecido literalmente en cientos de ediciones y fue traducido a más de 70 idiomas.

    En El Gaucho Martín Fierro, el protagonista es un gaucho reclutado para servir en un fortín, defendiendo la frontera argentina contra los indígenas. Su vida de pobreza en las pampas es – algo muy frecuente en la literatura de la época – romantizada; sus experiencias militares no lo son. Después Fierro se convierte en un fugitivo perseguido por la policía. Estando en batalla contra ellos, consigue un compañero: el Sargento Cruz, que inspirado por la valentía de Fierro se une a él en medio de una batalla. Ambos se ponen en camino para vivir entre los indios, esperando encontrar allí una vida mejor. Así, concluyendo en que es mejor vivir con los salvajes que en lo que la 'civilización' les preparaba.(...)
    martinfierro.org

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  3. El texto propio de la introducción comienza con una invocación al hombre que le da título a la obra, el Brigadier General Juan Facundo Quiroga:
    ¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo! Tú posees el secreto: ¡revélanoslo!34
    Según Noé Jitrik en Muerte y resurrección de Facundo, la exclamación en esta frase indica la urgencia que quiere transmitir Sarmiento al lector, haciendo hincapié principalmente en los adjetivos, como «ensangrentado» y «terrible». También traza, ya desde el primer momento, una imagen de Quiroga, para entender después la causa de sus actos y de su personalidad.35
    A lo largo de la introducción, el autor habla de Juan Manuel de Rosas, caracterizándolo como «tirano» y dando a entender que uno de los objetivos del texto es estudiar prolijamente la fuente de todos los conflictos internos del país, personificados principalmente por Rosas y por Quiroga.34 Sarmiento también insinúa que él mismo es capaz de resolver la situación «dando a la Tebas del Plata, el rango elevado que le toca entre las naciones del Nuevo Mundo».36 Sarmiento traza paralelismos y analogías entre Quiroga y Rosas, considerando a este último un continuador del primero.
    Facundo, provinciano, bárbaro, valiente, audaz, fue reemplazado por Rosas, hijo de la culta Buenos Aires, sin serlo él; por Rosas, falso, corazón helado, espíritu calculador, que hace el mal sin pasión, y organiza lentamente el despotismo con toda la inteligencia de un Maquiavelo.34
    Avanzando en el texto, el autor explica su idea de que el progreso se obtiene tomándolo de Europa, en especial de las naciones que, siempre según Sarmiento, son civilizadas, como es el caso de Francia.37 Como contraposición describe a España, «esa rezagada a Europa, que, echada entre el Mediterráneo y el Océano, entre la Edad Media y el siglo XIX, unida a la Europa culta por un ancho istmo y separada del África bárbara por un angosto estrecho», y al Paraguay, al cual critica por haberse negado a recibir inmigrantes civilizados.37
    En síntesis, en la introducción Sarmiento esboza los objetivos de la obra.
    Primera parte: contexto demográfico y geográfico argentino[editar]

    Sudamérica, mostrando la ubicación de las pampas en Argentina, Uruguay y Río Grande del Sur.
    El primer capítulo de Facundo, titulado «Aspecto de la República Argentina y caracteres, hábitos e ideas que engendra», comienza con una descripción geográfica de Argentina, desde los Andes en el oeste hasta la costa atlántica del este, en donde dos ríos confluyen en la frontera entre Argentina y Uruguay. Uno de estos ríos, el Plata, marca la ubicación de Buenos Aires, la capital. Mediante esta descripción de la geografía de Argentina, Sarmiento resalta las ventajas de Buenos Aires; los ríos son arterias que comunican a la ciudad con el resto del mundo, permitiendo el comercio y ayudando a formar una sociedad civilizada. Buenos Aires no había logrado llevar civilización a las áreas rurales y, como consecuencia, gran parte de Argentina se había visto condenada a la barbarie. Sarmiento también argumenta que las pampas, las amplias y vacías llanuras del país, «no les ofrecen escapatoria o escondite a las personas para defenderse e impide la civilización en la mayor parte de la Argentina».
    .(...)

    es.wikipedia.org

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  4. En estas fisuras o "grietas" de nuestra historia, estamos nosotros, uno puede descubrir a los otros, en uno mismo, darnos cuenta de que no somos una sustancia homogénea, y radicalmente extraña a todo lo que no es uno mismo: yo es otro. Pero los otros también son yos: sujetos como yo. Puedo concebir a esos otros como una abstracción, como una instancia de configuración psíquica de todo individuo como el Otro, el otro en relación con el yo; o bien como un grupo social concreto al que nosotros no pertenecemos.
    Proponerse, dejar atrás la hipocresía y, entender que una república se constituye en la diferencia, se configura con diversos elementos heterogéneos y múltiples.El otro no está aparte, está a mi lado.
    Fuente:Tzvetan Todorov, La conquista de América. La cuestión del otro.

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