martes, 9 de agosto de 2016

El pueblo francés que inspiró a Monet acoge una exposición de Sorolla

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  1. SANDRA JABALERA / EFE. 14.07.2016 - 17:51h El Museo de los Impresionistas de Giverny, el pueblo de las afueras de París que inspiró los cuadros naturalistas e impresionistas de Monet, abre este jueves la exposición Sorolla, un pintor español en París que permite entender cómo sus estancias en Francia contribuyeron a su estilo. "Sorolla visita París en un primer momento en 1885, con 22 años y pronto entendió que era el foco de la pintura moderna. Intuía que ahí era donde podía aprender más, de modo que cada vez que pasaba por allí estudiaba detalladamente a pintores naturalistas como Lepage y Menzel", ha explicado la comisaria de la exposición y bisnieta del pintor, Blanca Pons-Sorolla. En ese periodo, Sorolla multiplica sus contactos con artistas, grandes coleccionistas y marchantes de arte de renombre, gracias a varias exposiciones como la de las Galeries Georges Petit de 1906 con la que logró una verdadera fama y generó expectación entre el publico internacional. "Esta exposición se inspira de otra que estuvo en América que estudiaba el recorrido de las obras del pintor en Estados Unidos a partir de 1908 donde conoció un éxito rotundo", precisó la bisnieta del pintor, que añadió que la de Giverny se plantea el inicio de su dimensión internacional. Mucho más que playas En la muestra hay una cincuentena de cuadros del Museo Sorolla de Madrid y de numerosas colecciones públicas y privadas americanas y europeas. Sorolla trató temas costumbristas y de crítica social en sus mejores lienzos Ahí están Vuelta de la pesca o Cosiendo la vela, obras que figuran entre las favoritas del público y que revelan cómo "Sorolla crece como artista y como mira a otros pintores", según la comisaria. De acuerdo con el relato de su bisnieta, el pintor valenciano amaba a su mujer y a sus hijos y le gustaba trabajar en casa donde podía retratarlos. Su mujer, Clotilde, tenía una elegancia natural como modelo, lo que le sirvió para hacer cuadros de personajes aristocráticos como carta de presentación de su trabajo. Sorolla, para la comisaria, es mucho más que una imagen del Mediterráneo: tenía interés por todo y así además de los retratos trató temas costumbristas y de crítica social como Y aun dicen que el pescado es caro (1894) o Triste herencia (1899) que contribuyeron a su fama, el primero en España y el segundo en París. "No usaba el arte para hacer crítica social, simplemente sabía que si quería conseguir la atención del publico en una exposición nacional y ganarla no debía hacer un retrato, tenía que ser una obra impactante. Sabía que para poder hacerse un hueco y labrarse un futuro, debía ganar premios", comentó Pons-Sorolla. Síguenos en Facebook para estar informado de la última hora

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