lunes, 4 de abril de 2016

Lorena Wolffer

3 comentarios:

  1. Tiene que ver con la violencia de género quizá convirtamos en tema de derechos; con formas alternativas no sólo de visibilizar y denunciar esta grave problemática, sino también de sanarlas y repararlas; con dónde nos paramos y cómo somos parte todos los días de estas violencias sin darnos cuenta y echar un paso para atrás para mirarlas y dejar de ejercerlas.

    Con la curaduría de Hugo Avendaño, Expuestas: registro público reúne documentos gráficos, audiovisuales y materiales de las acciones y performances de la artista durante estos años para visibilizar ese problema.

    Algunos llegan a ser escalofríantes, como la instalación armada con objetos donados por mujeres de diversos puntos del país con los cuales fueron víctimas de algún ataque o agresión.

    De un muro penden cinturones, vidrios, billetes de diferentes denominaciones, cuchillos, bolsas de plástico, cuerdas de diversos materiales, almohadas, botellas, zapatos, planchas, un machete, una cámara fotográfica y hasta una máquina de escribir, todos identificados por un número que corresponde al relato sobre cómo fueron utilizados.

    Igual de impactante es el registro fotográfico de un performance que Wolffer realizó en colaboración con ocho sobrevivientes de violencia que estuvieron albergadas en el Refugio de la Fundación Diarq, las cuales relataron en sesión pública, en el Parque España de la ciudad de México, sus experiencias.

    Contar las historias es un ejercicio de sanación y reparación, dijo Wolffer, quien emprendió una acción similar, aunque esta vez con la escritura de testimonios y de respuesta a los agresores, en una serie de bastidores colocados en el Zócalo de la capital del país, a lo que denominó Muros de réplicas, cuyo registro es parte de la muestra.

    Una singularidad de la exposición es que permite a los espectadores involucrarse y participar de manera directa mediante el programa de talleres y cursos que se realizarán de manera paralela, como de equidad de género, prevención y detección de la violencia y derecho de ciudadanía.

    Otra es un memorial creado ex profeso con los nombres de víctimas de violencia, que podrá ser alimentado por el visitante.

    Esta pieza nació a partir de que la artista advirtió que no hay un registro fiable de las fallecidas a causa de la violencia, ni de aquellas que la han padecido.

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    jornada.unam.mx

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  2. (...)La performance de 2003, Mientras dormíamos, una obra muy relevante para el contexto mexicano de las últimas décadas, consistía en la grabación de una voz masculina que leía con indiferencia los reportes policiacos de cincuenta de los casos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez que azarosamente habían aparecido en la red, acompañados de una acción muy puntual: los recuentos servían como guía para que la artista trazara sobre su cuerpo cada uno de los golpes, las cortadas y los balazos recibidos por estas mujeres. Como Wolffer relata, la intención era, "llamar a las mujeres por su nombre y apellido y nombrar la violencia específica que vivieron, pero también buscaba regresar toda la conversación sobre Juárez al cuerpo de una (otra) mujer". El horror estaba allí, "con todas sus letras", tanto en lo que se decía como en lo que no, "sobre un cuerpo femenino".

    Los trece proyectos reunidos son el resultado del trabajo que Wolffer en un albergue para mujeres maltratadas

    Lo que seguía, por tanto, era aproximarse a mujeres que pudieran dar sus propios testimonios –en lugar de oscuros policías y funcionarios hablando por las mujeres asesinadas–. Eso la llevó a producir las obras que componen la muestra del MAM. Otro factor, explica ella, "fue darme cuenta de que la violencia no estaba lejos, allá en Juárez, sino en mi propia historia, en la de mi vecina o mi amiga. Comenzar a desnaturalizar la violencia implicó reconocer que como mujer, en este país, y en prácticamente cualquier otro, vives una realidad inequitativa que te obliga a luchar por las cosas más básicas".

    Los trece proyectos reunidos son el resultado del trabajo que Wolffer realizó de 2007 a 2013 en uno de los albergues que existen en la Ciudad de México para mujeres maltratadas, donde, nos dice, descubrió "lo reparador que resulta para las mujeres contar sus historias: ser ellas quienes narran lo que les pasó y qué fue lo que las llevó a escapar, finalmente, de las manos de sus agresores". Y ese es, en pocas palabras, el planteamiento de Expuestas: registros públicos: usar los testimonios de las mujeres para transformar la violencia en un fenómeno visible y público. Y seguirlo haciendo hasta hoy: en un ordenador que está en la sala las mujeres que visitan la exposición y que han sido ellas mismas víctimas de distintos tipos de violencia, pueden anotar su nombre para acompañar la lista, desde luego, interminable, que puede leerse en una gran pantalla que completa el recorrido.

    Lorena Wolffer / Expuestas: registros públicos, Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Hasta el 18 de octubre.

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  3. Escuché en esta artista un surgir muy antiguo,cultural en su arte, si bien se trata de Performance, la emparenté con León Ferrari, en un desmantelamiento de lo pisado, enterrado,reprimido surgiendo de alguna manera en cuerpos pintados, tatuados, en una expresión muy contemporánea.
    Pensé en el cuerpo de la población pre-hispánica, con sus máscaras y dibujos sobre el cuerpo. Habla de" extraños momentos de redefinirse. Arte contestatario,político, duda entre presentación o representación, entre el teatro o la Performance. Pienso que en el video, del Barroco Mestizo, se encuentran respuestas a las propuestas artísticas de León Ferrari y de gran parte de los artistas latinoamericanos. La palabra Encuentros, me remite a este continente, a tratar de encontrar las verdaderas raíces.Construcción permanente de la identidad, como dice muy bien la artista peruana.

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