jueves, 19 de noviembre de 2015

virus - luna de miel

Fachada original del nº 7 de Eccles Street, casa de Leopold yMolly Bloom en Ulises. Se conserva en el "James Joyce Centre", de Dublín.

2 comentarios:

  1. Una luna de miel en la mano
    «Una luna de miel en la mano»
    Sencillo de Virus
    del álbum Locura
    Formato Disco de vinilo, CD, Casete
    Grabación 1985
    Género(s) Pop
    Duración 5:16
    Discográfica CBS Discos
    Autor(es) Federico Moura; Eduardo Costa
    Productor(es) Virus
    [editar datos en Wikidata]
    «Una luna de miel en la mano» es un sencillo del quinto álbum Locura de Virus, y el más exitoso de su carrera.
    El título proviene de la obra teatral ficticia Everyman His Own Wife Or, A Honeymoon in the Hand: A National Immorality in Three Orgasms (A cada cual su esposa o Una luna de miel en la mano. Una inmoralidad nacional en tres orgasmos), escrita por el personaje Buck Mulligan en la novela Ulises de James Joyce.
    Historia[editar]
    La canción fue compuesta en Nueva York por Federico Moura y Eduardo Costa, un viejo amigo de Moura que había vivido con él en Río de Janeiro durante los 70. Durante las grabaciones de Locura, decidieron incluirla a último momento, y de hecho no habían quedado del todo conformes con el resultado, por lo cual pensaron en reemplazar la versión que todos conocemos por otra más elaborada en futuras ediciones del disco.
    Música[editar]
    Es una canción pop con gran presencia de teclados y baterías electrónicas.
    Letra[editar]
    «Una luna de miel en la mano» es un canto a la masturbación, y trata de manera irónica la visión pecaminosa que tiene la gente con respecto a la autosatisfacción.
    es.wikipedia.org

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  2. James Joyce

    Ulises (fragmento)

    " El señor Bloom comía con deleite los órganos interiores de bestias y aves. Le gustaba la sopa espesa de menudillos, las mollejas sabor a nuez, el corazón relleno asado, las tajadas de hígado rebosadas con migas de corteza, las huevas de bacalao fritas. Sobre todo le gustaban los riñones de cordero a la parrilla, que daban a su paladar un sutil sabor de orina levemente olorosa.
    (...)
    Un dolor, que no era todavía el dolor del amor, le roía el corazón. Silenciosamente, ella le había acercado en un sueño después de morir, con su cuerpo consumido, en la suelta mortaja parda, oliendo a cera y palo de rosa: su aliento, inclinado sobre él, mudo y lleno de reproche, tenía un leve olor a cenizas mojadas. A través de la bocamanga deshilachada veía ese mar saludado como gran madre dulce por la bien alimentada voz de junto a él. El anillo de bahía y horizonte contenía una opaca masa verde de líquido. Junto al lecho de muerte de ella, un cuenco de porcelana blanca contenía la viscosa bilis verde que se había arrancado del podrido hígado en ataques de ruidosos vómitos gimientes. "


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