martes, 4 de agosto de 2015

ENTREVISTA A MARLON BRANDO POR LAWRENCE GROBEL


Entrevista a Marlon Brando por Lawrence Grobel
Viernes, 05 de Febrero de 2010

mbrandoTras veinticinco años sin hablar con la prensa, Marlon Brando invitó al periodista Lawrence Grobel, de 'Playboy' –autor de "Conversaciones íntimas con Truman Capote"– a pasar diez días con él en Tetiaroa, la isla tahitiana que poseía el intérprete. El resultado de esa estancia fue un libro que lleva por título "Brando por sí mismo", en el que el mítico actor opina sin escrúpulos sobre un gran repertorio de temas entre entrevistas y largas conversaciones con el periodista. Os ofrecemos un par de interesantes fragmentos de aquellas conversaciones. 








Con frecuencia, los críticos se inclinan por usted, o bien por Olivier, como el mejor actor vivo. ¿Cree usted que haber hecho los clásicos supone una ventaja para Olivier, o si eso importa?


Es una especulación. Y especular es una pérdida de tiempo. No me importa lo que la gente piense.

En cambio si parece importarle que la gente diga que no siempre da el cien por cien cuando usted interpreta.
Stella Adler, que era mi profesora y una mujer muy admirable, me contó una vez una historia sobre su padre Jacob P. Adler, un gran actor yiddish, que trajo consigo la gran tradición teatral europea. Él siempre decía que si ibas al teatro a trabajar y sentías un cien por cien de inspiración, mostraras setenta. Y si ibas otra noche y sentías un cincuenta por cien, que mostraras treinta. Y si ibas al teatro y notabas un treinta por cien, simplemente te dieras la vuelta y te fueras a casa. Que siempre mostraras menos de lo que tienes.


¿Alguna vez ha hecho un papel sin más?

Desde luego que si.

¿A menudo?

No.

¿Como en La condesa de Hong Kong?
No, intenté hacerlo, pero yo era un muñeco, una marioneta, en aquella película. No podía ser otra cosa, porque Chaplin es un hombre de mucho talento, y no iba a ser yo quien discutiera con él sobre lo que es divertido y lo que no lo es. Debo reconocer que no empezamos muy bien. Llegué a Londres para la lectura del guión y Chaplin nos lo leyó. Yo sufría jet-lag y en plena lectura, me quede dormido enseguida. Eso fue horrible. [Ríe.] A veces, dormir es más importante que todo lo demás. Ese papel no era para mí. Chaplin no debió haber intentado dirigir la película; tendría que haber actuado él o haberse dedicado a escribir sus memorias. Era un hombre malvado, Chaplin. Sádico. Le vi torturar a su hijo.


¿De qué forma?

Humillándole, insultándole, haciendo que se sintiera ridículo, incompetente. Él [Sidney Chaplin] interpretaba un pequeño papel en la película, y Chaplin se metía con él. Yo le pregunté: “¿Por qué aguantas eso?”. Le sudaban las manos. Y él contestó: “Bueno, mi padre está viejo y nervioso, no pasa nada”. No es una excusa. Chaplin me recordaba lo que Churchill dijo de los alemanes: o están a tus pies o en tu cuello.

¿Se portaba así con usted?

Intentó meterse conmigo. Y yo le dije. “No me hables nunca en ese tono”. Dios, me volvía loco de verdad. Fue un día a última hora, empezó a armar un jaleo por lo que yo había dicho. Le dije que podía coger su película y metérsela por el culo, imagen por imagen. Eso fue después de darme cuenta de que era un completo fracaso. Ese hombre no podía dirigir a nadie. Seguramente podía hacerlo cuando era joven. Pero con el talento de Chaplin, tenías que darle el beneficio de la duda. Aunque siempre debes separar el talento de la personalidad, que no tienen nada que ver. Un talento admirable, pero un monstruo como hombre. No me gusta ni pensar en ello.

brandom¿Se diría que se trata de una película más bien para olvidar?

Las películas son experiencias muy fluidas. En una película, al final, lo que resulta es, muy a menudo, diferente –mucho peor, mucho mejor, o completamente distinto– de lo que se pretendía cuando se empezó. Actuaciones malísimas se pueden apuntalar, tapar y hacer que parezcan sólo torpes. Siempre se está a merced del director... y también de tus propios defectos.

[...]


Mirando hacia atrás a toda su obra, ¿hay alguna de sus películas de las que no se sienta contento en absoluto, que le gustaría borrar si pudiera?

No.

¿Cambiaría muchas de ellas si tuviera oportunidad de reeditarlas ahora?

No, no me gustaría hacerlo. Por Dios, uno de los lugares más horribles del mundo es la sala de montaje. Estás todo el día en un sitio lúgubre y oscuro repleto de humo de cigarrillos.

[...]

¿Paramount le dio a usted cien mil dólares para que hablara con la prensa después de rodar El padrino?
No lo recuerdo. Cuando oigo cosas así, siempre me acuerdo del congresista que mete la mano en la caja. Normalmente no concedo entrevistas porque quiero evitar que la gente me haga preguntas que creo que no le importan a nadie.


Que es lo que seguramente pensará de la próxima pregunta. ¿El hecho de ser etiquetado como “actor de Método” significa algo para usted?

No.

¿Le molesta?

M-e-a-b-u-r-r-e. Me aburre

Lo que hace un actor de método, ¿es abrirse paso hasta la misma esencia del personaje?

Se abre paso y va más allá de las fronteras de la angustia tolerable de las entrevistas.

Bueno, esta dolorosa entrevista ya se termina.

Oh, no, no ha sido dolorosa en absoluto. Ha sido deliciosa. Aunque me siento como si me hubiera metido en unas rebajas por liquidación: ¿Quiere este vestido? No, ese trapo. ¿Qué le parece ese corsé? Bueno, le podría quitar la goma y hacerme un tirachinas. Estoy aturdido. Hemos ido de los templos de Karnak hasta las salas de William O. Douglas.

Ya que habla de templos, ¿cree usted en Dios?Creo que debe haber algún tipo de orden en el universo. Y mientras haya orden, debe haber algún tipo de fuerza en el universo. Para mí es difícil concebir que no es más que una casualidad o una confluencia de desorden lo que hace que el universo exista.

¿Y es usted optimista sobre el futuro de la vida en este planeta?No puedes vivir toda la vida diciendo: “Bueno, esto es el final, así que mejor que saquemos el banjo y la barca, subámonos a ella y riamos y toquemos hasta que Gabriel haga sonar la trompeta”. Sean cuales sean las circunstancias, uno tiene que seguir intentando encontrar soluciones. Incluso aunque parezca imposible. No se ha inventado todavía ningún sistema que funcione: la religión no lo consigue, ni la filosofía, ni la ética, ni los sistemas económicos. Ninguno de los sistemas con referencia a los problemas humanos ha funcionado jamás. Aunque vivir una vida de desesperación no es posible.

He escuchado los pros y los contras. He escuchado a científicos decir que no sabemos lo suficiente, que el ciclo de la vida en la Tierra tiene un equilibrio tan delicado que, si todavía no lo hemos mandado al garete, desde luego, trascenderemos nuestras naturalezas, que parecen imparables e inmutables. Otros dicen que va a venir un gran día. Buckminster Fuller es un hombre con esperanza, cree decididamente en el nirvana del futuro cercano. Herman Kahn nos ha contado lo maravilloso que es el mundo que tendremos y la naturaleza de las luchas para llegar a ello. ¿Quién sabe?

¿Quiere decir que no tiene una solución?No tengo una solución para la muerte.

¿Y qué me dice de envejecer? ¿Cómo ha envejecido usted?Bastante bien. Cuanto más viejo, más feliz me he sentido. Más contento.

¿Le tiene miedo a la muerte? ¿Piensa en ella?“De todas las maravillas que he oído, me parece la más extraña que los hombres deban temer; al ver que la muerte, un final necesario, vendrá cuando vendrá”. Otro maravilloso discurso sobre la muerte.

¿Recuerda más de Shakespeare que de cualquier otro autor?Recordarlo merece la pena: “Por el amor de Dios, vamos a sentarnos en el suelo / Y a contar historias tristes de la muerte de los reyes”. No recuerdo lo que sigue [Piensa.] “Donde rodean los templos mortales de un rey / Mantiene la Muerte su corte, y allí se sienta el bufón, / que se burla de su estado, y se ríe de su pompa... Y con un pequeño alfiler / Atraviesa por el muro del castillo, y ¡adiós rey!”.

Por Lawrence Grobel




marlonPara finalizar y como regalo, algunas de las frases y declaraciones más controvertidas pero no menos honestas de Brando:

"Cuando decidí ir a Hollywod era un joven lleno de confusiones y presunciones. Muy perezoso, con poca cultura y tan sólo un poco sagaz. Por lo tanto era bueno para hacer cine."

"Soy egoísta y egocéntrico. Los otros constituyen, con demasiada frecuencia, un notable y desagradable fastidio."

"Si uno no se pone a hacer algo original de vez en cuando, la gente acaba por aburrirse de nosotros, No basta con ser buenos actores: es preciso suscitar en el público curiosidad e interés... Como y bebo sin preocuparme de la línea. Quiero decir que si me engordo demasiado pasaré de papeles de primer actor a papeles de carácter."

"Me habían impuesto el cliché de guapo a la fuerza, del músculo a toda costa y debía seguir el juego. Ahora le diré que el hecho de que se me haya caído el pelo, haya engordado unos cuantos kilos y me hayan salido algunas arrugas no me preocupa . Soy un actor, no un sex symbol, ¿no? Este ha sido el equívoco que ha envenenado mi existencia y ha reflejado a Marlon Brando bajo una luz falsa a los ojos del público."

"Cuando interpreto me transformo. Me quema dentro una especie de fuego, una especie de delirio. Y me siento fuerte, feroz como un león. Solo esto. Si soy un buen actor o no, es algo que nunca he sabido. Lo siento."

clandestinodeactores.com

2 comentarios:

  1. Marco Bruto da paso libre para unirse a un grupo de senadores conspiradores, bajo la creciente sospecha de que el mandatario intentaba convertir a la república romana en una monarquía bajo su poder. Lecturas tradicionales de la obra, sostienen que Casio y los otros conspiradores son motivados por la envidia y la ambición, mientras que Bruto es incentivado por causas de honor y de lealtad a la patria. Otros, como Isaac Asimov, sugieren que el texto muestra que Bruto no es menos movido por la envidia y la adulación que el resto.1 Uno de los pilares centrales de esta producción, es que sus personajes se resisten a ser categorizados como simples héroes o villanos.
    Las primeras escenas tratan, principalmente, de las discusiones entre Bruto con Casio, y de la lucha con su propia conciencia. La marea creciente del apoyo público pone a Bruto en contra de César. Un adivino le advierte a este último que "se cuide de los idus de marzo", lo que él ignora, terminando en su asesinato en el Capitolio, en manos de los conspiradores, ese mismo día.
    La muerte de César es quizás la parte más famosa de toda la obra. Dejando de lado los presagios del adivino, así como las premoniciones de su propia esposa, César es sorprendido en el senado por los conspiradores. Luego de intercambiar algunas palabras, Casca lo apuñala en la nuca, y los otros le secundan en la acción, terminando por Bruto. César dice en ese momento: Et tu, Bruté?, lo cual se traduce en "¿Y tú, Bruto?" – ¿También tú, Bruto? –. Shakespeare adicionó: "Entonces caiga, César", ciertamente sugiriendo que aquél no quería sobrevivir a tal acto de traición. Los conspiradores, por su parte, alegan en su defensa, que el motivo que generó su proceder fue Roma y no sus propios intereses. Una vez muerto el líder, sin embargo, otro personaje aparece en primer plano como un devoto y mejor amigo de César, Marco Antonio, quien, al pronunciar un discurso sobre el cadáver—el más-citado Amigos, romanos, compatriotas, prestadme vuestros oídos...—hábilmente vuelve a la opinión pública en contra de los homicidas, al hablar en un tono más personal sobre su posición, más que la táctica racional que Bruto emplea en sus parlamentos. Marco Antonio(Marlon Brando) despierta a la multitud para expulsar de Roma a los traidores.
    El comienzo del cuarto acto se encuentra señalado por una riña, en la que Bruto ataca a Casio por ensuciar el noble suceso del regicidio, aceptando sobornos ("¿No sangró el noble Julio por una causa justa? / ¿Qué villano tocó su cuerpo, que lo apuñaló, / y no por la justicia?", IV.iii). Los dos se reconcilian, pero ni bien se preparan para la guerra con Marco Antonio y el sobrino nieto de César, Octavio, el fantasma del asesinado se le aparece a Bruto con un advertencia de derrota ("Tu debes verme en el Filipo ", IV.iii). Las cosas empeoran para los conspiradores durante la batalla; tanto Bruto como Casio prefieren suicidarse antes que ser capturados.
    La representación termina con un homenaje a Bruto, que sería recordado como "el más noble de todos los romanos" (V.v) e insinúa la fricción entre Marco Antonio y Octavio, que caracterizará a otra de las obras romanas de Shakespeare: Antonio y Cleopatra.
    Texto de la obra[editar]
    Julio César (título original de la obra en latín Julius Caesar) fue publicada por primera vez en el First Foli (1623) de Heminges y Condell. El texto es destacado por su calidad y consistencia, generalmente llevando a los académicos a pensar que fue creado a partir de apuntes teatrales. Su fuente más conocida es la traducción de la Vida de Bruto Polmo– escrita originalmente por Petarco–, llevada a cabo por Tomas Northing. Otro material de consulta pudo haber sido la Vida de César Travitas.
    en.wikipedia.org

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  2. el monólogo de marco antonio
    Posted on 16 abril, 2011 by MrWilliam
    El Julio César de Shakespeare es una de las obras sobre el poder, las ambiciones y el sentido de Estado que más me apasionan y que más suelo releer (ojalá hicieran esto todos los políticos profesionales y semi-profesionales que pululan por los diferentes parlamentos). La obra empieza en el momento decisivo de la historia, cuando Julio César en su camino al circo para ver unos festejos (y en donde se le iba a ofrecer la corona) es avisado por un visionario con la siguiente, y desde entonces, famosa frase: “¡Cuídate de los Idus de marzo!“. De todos es bien sabido que el político romano no hizo caso a tal advertencia. Al día siguiente moría apuñalado en el Capitolio a manos de varios senadores romanos, incluídos su propio hijo, Bruto, adoptado hace tiempo.



    La historia en si es totalmente apasionante y el bardo inglés logra hacernos vivirla con total apasionamiento gracias a su peculiar manera de enfocar los tiempos y el argumento. En esta obra existen varios monólogos dignos de estudiar en cualquier clase de literatura que se precie. Marco Antonio hace uno de ellos al quedarse solo con el cuerpo asesinado de César en el Capitolio, llorando la maldad humana, llorando las mentiras que acaba de tener que decirles a los asesinos de su amigo y jurando la venganza necesaria. El segundo monólogo lo realiza Bruto en el funeral de César ante el pueblo romano explicando por qué han matado a César, en qué se basaba esa necesidad. Gracias a este discurso Bruto logra que la plebe romana se ponga de su parte. Sus argumentos son conocidos: César había llegado a un nivel de poder personal muy peligroso para la República y según los magnicidas estaba ensombreciendo la propia gloria del pueblo romano.

    El tercer monólogo es al que hago referencia en el título de la entrada. Es el segundo monólogo de Marco Antonio. Sale con el cuerpo de César a las escalinatas del Capitolio y lo deja a los pies del pueblo romano que acaba de escuchar a Bruto. Se ha comprometido a que si le dejan hablar en el funeral de César no dirá nada en contra de los asesinos. Comienza el discurso, el pueblo romano, las gentes de Roma están en su contra, en contra del César y esperan el magno discurso de otro hombre de Estado, en este caso, de un amigo y compañero del caudillo romano, pero se encuentran con las palabras de un amigo, ya que lo que más sorprende, con lo que más nos sorprende Shakespeare, es con el tono de igual que emplea Marco Antonio, que comienza su discurso diciendo “Amigos, romanos, compatriotas, escuchadme: he venido a enterrar a César, no a ensalzarlo. El mal que hacen los hombres les sobrevive; el bien suele quedar sepultado con sus huesos. Que así ocurra con César“. Es decir, les llama amigos, el es amigo de ellos, les llama romanos, con todo el significado de siglos de historia que tiene esa palabra para los que la escuchan, les llama compatriotas, compañeros de esa misma patria y les pide, él, un senador romano, les pide que le escuche, no lo ordena, lo pide, casi lo suplica. Está claro que Shakespeare conocía muy bien los sentimientos humanos y éste es un gran ejemplo de ello.

    Sigue el discurso llamando a Bruto “honorable man”, hombre honorable, pero sólo es retórica, porque tras afirmar como Bruto el carácter ambicioso de César y su avaricia, primero lo rebate con la triple negativa del dictador ante el ofrecimiento de la corona de rey, y después mostrando a todos el generoso testamento de César, y rescatado para la memoria del pueblo por Marco Antonio que realiza un magistral ejercicio de manipulación de masas, con la ayuda de los habituales agentes políticos infiltrados entre el populacho tan típicos de la historia de Roma como lo son hoy en los medios de comunicación: ”pueblo de Roma, ¿cuándo volveréis a tener a otro como él?”, dice Marco Antonio para terminar; una mujer del pueblo responde entre sollozos: “¡NUNCA!“. El destino de los conjurados está escrito.
    . :moleskinepassions.wordpress.com

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