jueves, 11 de septiembre de 2014

CARLOS GORRIARENA, ARGENTINO, 1925/2007 / " CON UN LÁPIZ ALCANZA"

-¿Pintaba bien cuando era chico?
-Como todos los chicos: nada demasiado interesante. Mi hogar era de un nivel cultural más bien bajo. Mi madre tenía un hermano que murió muy joven de tuberculosis y que pintaba. Eso tal vez influyó. Mi vieja puso todo su deseo artístico en mí y bueno, así empecé.
-¿Fue primero dibujante y después pintor?
-Todo a la vez. Dibujaba con lápiz, plumines de tinta china, carbonilla y también con pinceles, por supuesto.
-¿Dónde estudió?
-A los 18 años fui a la Escuela de Bellas Artes en Buenos Aires. Ahí me hice de buenos amigos y tuve profesores extraordinarios, como Antonio Berni y Lino Enea Spilimbergo . Cuando ellos se fueron de la escuela, yo también me fui. Había mucha mediocridad, y yo me aburría. Así que empecé a buscar mi propio camino, mi estilo, mi forma particular de hacer arte. Tenía una buena base como para empezar.
-¿Cuándo sintió que se había convertido en un artista?
-Eso no es fácil de establecer, del mismo modo que no es nada fácil ser artista en un país como la Argentina. Existieron muchas dudas, muchas indecisiones, muchas crisis, antes de largarme. Tuve además dos grandes paréntesis: entre los 26 y los 28 años dejé de pintar para hacer política; después, a los cuarenta, volví a colgar los pinceles por un tiempo. Al margen de esas dos interrupciones, creo que pinté siempre. Vivo como vive un artista en un país que no es central: tengo dos subsidios por premios recibidos, vendo de vez en cuando algún trabajo, no más que eso.
-También enseña...
-Sí, pero eso no debería ser obligatorio. Un artista no tiene por qué tener capacidad ni deseos de enseñar nada. Mi amigo Yuyo Noé [el pintor argentino Luis Felipe Noé ] tiene esa virtud, creo que yo también la tengo. Pero uno podría ser un gran artista, ser un grande, sin recibir premios, ni ser entrevistado, ni ser famoso ni vender un solo cuadro, como le pasó a Vincent Van Gogh .
-¿Qué hizo cuando dejó la Escuela de Bellas Artes?
-Pinté mucho. Alquilé un taller con unos amigos; estaba situado en un sótano, debajo de un café; trabajamos un tiempo con modelo vivo.
-¿Se enamoró de la modelo?
-No, pero fue casualidad.

Con un lápiz alcanza

Carlos Gorriarena en su tallerCarlos Gorriarena en su taller, octubre de 2000.
-¿Cómo son sus clases?
-Me parece que no hago todo lo que se debe hacer. Yo enseño para novatos o para gente muy experimentada, los dos extremos. Siempre parto de lo que cada uno quiere expresar y recién después aconsejo una metodología de trabajo.
-¿Sirve la pintura para conocerse a uno mismo?
-Creo que sí, al menos todos los psicólogos la recomiendan como terapia. Pero, a veces, pienso que el arte sirve, más que para conocerse a sí mismo, para conocer el mundo. Lo principal, a la hora de aprender, es no partir de esquemas académicos.
-¿Qué otros consejos le daría a un aprendiz de artista?
-Le diría que, fundamentalmente, hay que empezar a trabajar. También es necesario que vea mucha pintura, que lea todo lo que se escriba sobre el tema, que se acerque a un buen maestro que lo guíe por este arduo camino.
-Para pintar, ¿hay que tener mucha experiencia previa?
-No, en absoluto. Un 40% de mis alumnos carece de ella. Yo les digo siempre: "tírense a la pileta, entren por cualquier puerta... pero entren".
-¿Aconseja para empezar el uso de algún material determinado?
-No, simplemente les digo a mis alumnos que usen el material con el que se sientan más cómodos. Pueden usar pinceles, carbonilla, plumas, dedos, trapos, gomas. A veces, un simple lápiz alcanza para expresarse en profundidad.

-¿Qué materiales usa usted?

-Yo pinto con acrílico. Pero respeto mucho el óleo: es una maravilla. El problema con el óleo es que se parece a una mujer victoriana: si no la respetás se te pianta... El óleo seca de afuera hacia adentro y es un material muy noble. Pero en contacto con el aire craquela , o sea, se quiebra. Por eso elijo el acrílico.

De pintores y marchands

Carlos Gorriarena pintandoGorriarena en acción.
-¿Se siente un pintorabstracto o figurativo ?
-Yo soy, por completo, figurativo. Pero eso no significa que tenga algo en contra del arte abstracto. Incluso en mis gustos personales es posible ver que no tengo prejuicios al respecto. Uno de mis artistas preferidos, por caso, es el abstracto ruso Wassily Kandinsky . No me gusta tanto, en cambio, el figurativo austríaco Egon Schiele.
-Debe tener su galería de preferidos.
-Sí, claro. Pero son muchos. En la lista incluiría a los grandes coloristas de los últimos doscientos años, como por ejemplo Henry Matisse . También a los argentinos Jorge Demirjián y Antonio Berni. Y, por supuesto, a Yuyo Noé [el artista Luis Felipe Noé].
-¿Hay que ser un poco torturado para ser artista?
-No sé si hay que serlo, pero si uno se pone a leer las biografías de muchos artistas, desde Van Gogh para acá, se va a encontrar con que, por lo menos, se trata de gente enojada con el mundo, algo solitaria, bohemia, desesperada. Eso no lo inventé yo.
-¿Pertenece también a ese grupo?
-No lo sé, en todo caso puedo asegurar que hay algunos aspectos de la vida que son maravillosos, en tanto que hay otros que no lo son tanto. No sé si se puede decir que estoy enojado con el mundo. No pienso tampoco que, desde la pintura, se pueda cambiar el mundo. Eso se pensaba antes y no le hizo mucho bien al arte, en general. Eso no quiere decir que un artista no pueda tener su posición ideológica, su visión de las cosas.
-Usted ha criticado mucho el poder.
-Sí, lo hice desde mi pintura y desde mi vida. Creo, en tal sentido, que sigo siendo un poco anarco, pero bueno, ¿quién no tiene algún defecto? Yo no vivo tranquilo si no me cuestiono cosas.
-¿Se siente cómodo en el mundo de las galerías, los marchands, el negocio del arte en general?
-Ni cómodo ni incómodo, directamente trato de ignorarlo. Raramente voy a las inauguraciones, por ejemplo. Voy, eso sí, a ver pintura cada quince días. Me doy una vuelta por las galerías, sobre todo en los horarios en que sé que no voy a encontrar a ningún conocido. Tampoco hay que pensar que me la paso viendo cuadros. La pintura, como espectáculo, usualmente me aburre. Por lo demás, en el arte siempre existió una cosa medio frívola, como en la moda; y bueno, hay que aprender a convivir con eso. Con los marchands... directamente no tengo contrato. Lo tuve y lo abandoné, con un señor que actualmente está vendiendo mis obras a mitad de precio.

Vivir para descubrir

Fotografía de Carlos GorriarenaCarlos Gorriarena, octubre de 2000.
-¿Se considera pintor o dibujante?
-Ésa es una falsa alternativa. Ningún pintor puede mantenerse al margen del dibujo o de una relación clara de forma y espacio. De hecho, para un estudiante sería aconsejable primero entrar en contacto con las formas y, recién después, ir al color. En cuanto a mí, siempre me expresé mediante el dibujo. El primer fascículo que se publicó sobre mi obra, además, fue en mi rol de dibujante y no de pintor. Siempre se parte de una forma. El color es lo de menos.

-¿Por qué sus cuadros son tan grandes?
-No sé explicarlo. Debe ser un problema generacional. Todos los artistas de mi generación pintamos en gran tamaño. No se vaya a creer que queremos competir con los muralistas mexicanos. No es mi intención, al menos.
-¿Busca algo cuando pinta?
-Yo podría decir, como Picasso, que, más que buscar, encuentro. Creo que fue Lacan el que dijo que uno busca siempre lo que conoce y encuentra lo que no conoce. A veces pongo un violeta, queriendo poner un amarillo, y ahí se produce, no sé cómo decirlo: una especie de iluminación íntima. Siento de pronto que ese violeta va mejor, y entonces, cuando eso funciona, cuando me cambian todos los planes, bueno, siento que voy por buen camino.
-¿Siente que tiene mucho por descubrir todavía?
-Por supuesto que sí, lo contrario sería estar muerto. Ahora tengo 75... pero pienso vivir lúcido, por lo menos, hasta los 94 años.
-¿Por qué justo hasta esa edad?
-Tiene que ver con un cuadro que pinté una vez y que se titula Autorretrato imaginario para mis 94 años de edad. Ahí me veo solo, junto a una pileta de natación, acompañado solamente por un perro.
-¿La pintura sirve para algo?
-Si hablamos de "servir" en el sentido de "solucionar", no sirve. No creo, como sí creía Berni, en la función social del arte. Creo, sí, en la fuerza expresiva de la pintura. En ese punto no hay con qué darle. www.educ.ar

1 comentario:

  1. Conocí, cómo fueron sus clases, a través de una amiga de entonces, de los años ochenta. Por ese motivo lo seleccioné,y, por ser el día del maestro.
    Quiero aclarar que en el año 1986, estábamos en democracia, recobrada legítimamente. No creo, que su pintura fuera para el poder.
    Se había realizado el juicio a la Junta militar.

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