miércoles, 2 de julio de 2014

GRACIELA CARNEVALE. 1942, CÓRDOBA / ARGENTINA

GRACIELA CARNEVALE

NACIÓ:1942 en Córdoba, Argentina
FORMACIÓN:
Egresada de la Escuela de Bellas Artes de la Facultad de Humanidades y Artes de Rosario (1964).
Participante activa de la vanguardia rosarina de la década del ’60, en 1968 organiza el Ciclo de Arte Experimental en donde lleva a cabo la performance El encierro. Ese mismo año también participa en la obra colectiva Tucumán Arde, ideada como dispositivo de contra-información con el objetivo de revelar la situación económica y social de la provincia de Tucumán de aquellos años. En 1978 obtiene una beca del British Council para realizar estudios de posgrado en Londres. Desde 1994 integra el Grupo Patrimonio, organizando exhibiciones, acciones colectivas e intervenciones urbanas. En 2003 funda en la ciudad de Rosario, junto al artista Mauro Machado, “El Levante”, iniciativa independiente que incluye un programa de talleres, exposiciones y residencias para artistas. Actualmente se desempeña como docente en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Rosario.

MUESTRAS

Colectivas:
1967: Rosario 67, Museo de Arte Moderno, Buenos Aires.
1968: Ciclo de arte experimental, Rosario.

INVESTIGADORES

Natalia Pineau
www.vivodito.com.ar

1 comentario:

  1. Puedo leer, percibir ambas obras por separado, pero la escultura contamina la foto, ¿detiene el movimiento de escape? ¿Seduce? ¿Fascina por el brillo? ¿O puedo interpretar que el movimiento de la fotografía es más fuerte, se contrapone e interroga? www.ramona.org.ar
    Es un informe sobre impresiones de documenta de 2007

    La situación me recuerdan los personajes de Liliana Porter que se enfrentan e interrogan con la mirada.

    ¿Quién cuestiona a quién? Imaginaba que cada uno defendía su espacio, que entraban en confrontación y que no era la potencia decorativa del brillo lo que predominaba sobre el cuerpo tratando de salir de la trampa
    El video de Tseng Yu-Chin en esa misma sala muestra juegos eróticos entre una madre y un niño, imágenes donde el fondo blanco y la ropa blanca de los personajes hacen resaltar el color oscuro, naranja de la piel .Hay algo provocador que en ese espacio del Fridericianum, contamina y es agresivo y son los sonidos, las voces y las risas de los personajes. Un video en el límite entre el juego inocente y erótico que contamina con el sonido todo el espacio de la sala, penetra las obras, habla de la vida de otra manera y contrapone el erotismo de las imágenes de una situación íntima compartida en una sala de museo. La naturalidad de una filmación de una situación cotidiana pone en cuestión ciertos aspectos censuradores de nuestra cultura. Eso en occidente. ¿Y en la cultura oriental cómo se lee? ¿Es una obra intimista de una situación cotidiana? ¿O tiene que ver con un grado de perversión que es tabú sólo en nuestra cultura?

    La risa metálica por el amplificador satura los oídos y algo más.
    ¿Y la pintura de Dávila al final?

    Otra cachetada al ojo gris y blanco por la voluptuosidad del color, la materia, los soportes y recursos técnicos y la imagen de una obscenidad provocativa que gestualiza y aplana las relaciones entre sexualidad, política y contexto
    Fotos que son registros son presentadas como “cuadros”, fotos–obras que adoptan el formato canonizante del cuadro

    Me molesta esta estetización. Esta “obra artística” modificada, codificada para el museo.

    (En este sentido el montaje del Archivo se diferencia al presentar las fotos y documentos enchinchados directamente sobre la pared.)
    ¿Son los mil y un chinos falsos inmigrantes o visitantes turistas?

    ¿Las fotos de acciones de los ‘60-‘70 son obras o documentos?

    ¿Yuxtaponer obras diferentes es suficiente para generar diálogos significantes?
    Hay obras interesantes, potentes,

    ¿Hay palabras que no logran articular un discurso?

    ¿Esta no presencia de un discurso que estructure la muestra, este señalamiento es un corrimiento consciente de un lugar de autoridad? O ¿una debilidad del planteo? ¿El no contextualizar mínimamente las obras se debe a que el público que va a documenta es un público que luego irá a los archivos a leer y profundizar e investigar aquello que sólo se le presenta en una parcialidad?
    ¿Es ese el objetivo de los curadores? ¿Sólo mostrar posibilidades, ofrecer una multiplicidad de variantes para que cada uno pueda armar su menú? ¿Y degustar? ¿Y comer apropiándose y dando lugar a un proceso de subjetivación?

    Quizás este es el tema, que no ha se ha tomado el riesgo de dar una opinión ¿o ese es el riesgo hoy? ¿Poder decir que no sabemos? ¿Animarse a decir que no sabemos?

    ¿Pero que es posible buscar, explorar, experimentar nuevas formas y nuevas experiencias?
    Serán necesarios los cien días de documenta para hacer un balance.
    Graciela Carnevale

    Julio 2007






    * ramona agradece a la autora por su colaboración en la revista en sus formatos web y papel.


    por ramona
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