sábado, 26 de julio de 2014

Darius Milhaud (1892-1974) : Le Train Bleu, ballet (1924) 1/2

Jerónimo Bosch- El concierto en el huevo-1516-Museo de Bellas Artes(Lille)

2 comentarios:

  1. De esta obra existen dos copias realizadas tras la muerte del pintor. Una copia se conserva en Lille y la otra en París. En ambas, el concierto tiene lugar encima de un huevo como han visto más arriba pero en la copia de Lille, podemos contemplar un libro de música del que conocemos la obra y el compositor. Se trata de una canción de Thomas Crecquillon (1510-1557) y que dice así:

    “Touttes les nuictz que sans vous je me couche”


    Dejando a un lado la erótica anécdota (porque no hablamos de melancolía sino de amor carnal), los instrumentos musicales adoptados por El Bosco son representaciones simbólicas que Fernández de la Cuesta clasifica de la siguiente manera:

    aquellos instrumentos que no son tocados por nadie y que denomina símbolos estáticos y
    aquellos otros que son representados en movimiento, bien sea por el canto, la danza o la mera interpretación de los mismos.
    En cualquier caso, el simbolismo les viene dado por sí mismos o como elementos que él denomina, subsidiarios, al participar en una escena con intérpretes en acción.


    Como dato curioso, en el universo del artista aparecen pintados los aerófonos veintinueve veces, dieciocho los cordófonos, dos veces los membranófonos y una vez los idiófonos. Partituras escritas quedan representadas en cuatro ocasiones y también cuatro veces aparecen personajes cantando y otras tantas bailando.

    De los instrumentos que nadie toca podemos hablar del arpa, la chirimía, el tambor, la zanfoña, la bombarda, el laúd, el sacabuche y la gaita. E instrumentos con intérprete, Fdez. de la Cuesta, nos dice que la trompeta, el arpa, el salterio, la chirimía, la gaita, la zanfoña, el laúd, el cuerno, el triángulo y el tambor.


    En el magnífico estudio del que recojo estos datos, titulado La música, elemento natural de lo fantástico en la pintura de El Bosco perteneciente al libro El Bosco y la tradición pictórica de lo fantástico y que los Magos de Oriente han tenido la bondad de regalarme, se apunta no sólo la presencia de dichos instrumentos sino la ausencia de otros bien conocidos en la época del pintor. Entre ellos, el órgano de tubos en cualquiera de sus modalidades. Parece ser que la razón de esta ausencia podría responder al carácter del propio instrumento. Su uso en la liturgia le hubiera “librado de la quema”, no así otros instrumentos interpretados por ministriles de diversa condición.

    Los cordófonos (instrumentos de tecla) tampoco son muy frecuentes. Ni el clavicordio, ni el clavicytherium, aunque la zanfoña (instrumento de tecla que se toca con una sola mano mientras la otra impulsa una manivela) es representada en varias ocasiones. Es particularmente excitante la descripción de este último ¿no creen, amigos aretinos?, de ahí que también los cuernos (cornettos) y otros aerófonos acompañen las tareas paródicas de aquellos ministriles que los Santos Padres de la Iglesia consideraban, con acierto o no –según se mire-, representaciones de la lascivia y el pecado y bajo la sutil capa de la fe fueran carne de la crítica y de la burla.



    Autor: http://vailima.blogia.com/-harmonias.wikispaces.com

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