viernes, 18 de abril de 2014

GIOVANNI BELLINI / PIETÁ 1460, PINACOTECA DE BRERA, MILÁN

Es una imagen Bíblica; la seleccioné por la similitud en el siglo XXI, con la Crucifixión, Muerte y Resurrección de Jesucristo en la Fe

Cristiana.

3 comentarios:

  1. La imagen que pocemos ver en esta pintura permite explorar la muerte de Cristo. La representación de los cuerpos en plano medio acerca las emociones al observador y hace que la angustia de María y el aturdimiento de San Juan sean más elocuentes. Bellini capta la muerte en el brazo inerte de Cristo, que reposa sin fuerzas sobre la repisa de mármol.
    La intensidad emocional que se observa en la pose y las expresiones faciales, que nos hace captar la Pasión de Cristo.
    Fuente. Newall, Diana, "Apreciar el arte" BLUME, 2011

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  2. Giovanni Bellini

    (Venecia, Italia, h. 1430 - 1516) Pintor italiano. En la pintura italiana de la segunda mitad del siglo XV alcanzó especial renombre Giovanni Bellini, impulsor de la escuela veneciana y famoso pintor de madonnas, que creó un lenguaje pictórico basado en la fusión de la figura humana con el paisaje, dando gran importancia a la luz y al colorido.



    También llamado Giambellino, nació en el seno de una familia de pintores; su padre, Jacopo, dibujante y discípulo del florentino Gentile da Fabriano, desempeñó un importante papel como introductor de la estética renacentista en Venecia. Su hermano Gentile fue un importante retratista que colaboró con él en la decoración del palacio ducal e incluso viajó a Constantinopla a retratar a su sultán.

    Las primeras obras de Bellini, realizadas con la técnica del temple, salieron del taller paterno, lugar de aprendizaje, trabajo y formación hasta que marchó a Padua, hacia 1460. Allí conoció al pintor Andrea Mantegna, su futuro cuñado, de quien aprendió a dominar el dibujo, como puede verse en Oración del huerto de los olivos, y a quien a su vez enseñó la luz de la escuela veneciana. Bellini era por entonces un gran paisajista, virtud que transmitió años después a los discípulos de su taller. Hacia mediados de la década de 1470 pintó el famoso políptico de San Vicente Ferrer, en la iglesia de los Santos Juan y Pablo de Venecia. En esos años murió su padre, cuyo taller dirigió desde entonces Giovanni.



    Sin duda, el más brillante astro de la pintura veneciana del siglo XV es Giovanni Bellini, cuya evolución artística se caracterizó por un continuo renovarse debido a las diversas experiencias artísticas que su permeable personalidad fue asimilando en el curso de una vida bastante dilatada, en la que se mantuvo permanentemente activo. Alumno de su padre Jacopo, también él experimentó en el primer período de su carrera una fuerte atracción por la pintura de su cuñado Mantegna y por la escultura de Donatello, de quienes supo traducir los valores de plasticidad a través de la enérgica definición gráfica de los planos del modelado, aunque los dulcificó con una nueva sensibilidad lumínica que no oculta la firmeza de la materia pictórica.

    De esta etapa inicial, que se prolonga hasta 1480, son los cuatro trípticos para la iglesia de la Caridad (Galería de la Academia, Venecia), de manifiesto espíritu mantegnesco pero suavizado por unos contornos de dibujo más flexible y un mesurado tratamiento de la perspectiva, a los que Bellini añade unas exquisitas figuras que con sus miradas y actitudes aportan una gracia melancólica y una sensibilidad expresiva que será contribución fundamental de su arte.

    Estos rasgos se perpetúan en el políptico de San Vicente Ferrer de la iglesia veneciana de Santi Giovanni e Paolo, donde además se advierte un eco de la amplitud espacial de Piero della Francesca; en el Cristo bendiciendo (Museo del Louvre, París), con un rostro que desprende humanidad y nobleza; y por último en la innovadora Piedad (Pinacoteca de Brera, Milán), realizada hacia 1470, en la que la conjunción entre el escultórico modelado de Mantegna y la contenida emoción belliniana alcanza su punto álgido, de forma que el lamento por Cristo muerto se transforma en una sacra conversazione de un patetismo sabiamente contenido.




    Se trata en todo caso de un repertorio de posibilidades expresivas y plásticas que el artista desarrolló y graduó en sus representaciones de la Virgen con el Niño, tan numerosas y logradas que le convirtieron en el madonnieri (pintor de vírgenes) veneciano por excelencia.

    Un giro fundamental en los progresos del artista lo constituye la gran pala con la Coronación de la Virgen (Museo Cívico, Pesaro), pintada en torno a 1474 tras una estancia en Las Marcas durante la cual pudo estudiar el arte de Piero della Francesca.




















    www.biografiasyvidas.com

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  3. Tras 6 años de juicio, el asesino había sido sentenciado a muerte, pero la madre de la víctima lo perdonó cuando estaba a punto de subirse a la horca. ¡Increíble!

    Irán: madre perdona al asesino de su hijo

    El público aguantó la respiración cuando la madre de la víctima hizo algo que nadie esperaba.
    Abdollah Hosseinzadeh tenía sólo 18 años cuando murió apuñalado en una pelea callejera en la ciudad iranía de Royan.

    El asesino, Balal, fue capturado y comenzó el proceso de un largo juicio público que culminó con una pena de muerte.

    Según la ley iraní, la familia de la víctima puede participar en la ejecución empujando la silla en la que el condenado está de pie con la soga al cuello. Sin embargo, esta vez la fuerza de una mujer fue más grande que la ley de retribución: en unos pocos segundos, la madre de Abdollah, quien estaba situada detrás de Balal, caminó unos pasos para darle una cachetada al joven y luego perdonarle la vida.

    Como se ve en este impresionante fotorreportaje hecho por Arash Khamooshi, el público expectante estaba más que listo para ver la sentencia llevarse a cabo, pero todo cambió cuando la madre le dio una bofeteada, y luego el padre le retiró la soga argumentando que creía que Balal no había asesinado a su hijo premeditadamente.

    iran

    Koukab, la madre de la víctima, demostrando una fuerza de carácter impresionante.
    “Era inexperto e ingenuo y no sabía cómo manejar un cuchillo”, argumentó, según la agencia semiestatal iraní ISNA.

    Además, contó que su mujer había tenido un sueño que los había hecho reflexionar. “Hace tres días, mi mujer vio a mi hijo mayor [su hijo menor también murió, en un accidente de moto, y tienen además una hija] en un sueño y le decía que ellos están en un buen lugar, que no se vengara… Esto la calmó y decidimos pensar más hasta el día de la ejecución”.

    Después del episodio, la madre de Balal abrazó a la madre de la víctima y ambas lloraron desconsoladas, en un acto que los iraníes no están acostumbrados a atestiguar.

    El perdón llega muy lejos.



    musulmanes

    Koukab y la madre de Balal, abrazadas. www.taringa.net- Gracias
    Fue, en mi opinión el acontecimiento más increíble de la Semana Santa

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