miércoles, 15 de enero de 2014

MUERE EL POETA ARGENTINO JUAN GELMAN A LOS 83 AÑOS /14 DE ENERO DE 2014

‘Verdad es’, el último poema de Gelman

El poeta argentino entregó este texto a Joaquín Sabina, un testamento conmovedor sobre la muerte que se avecinaba

Juan Gelman le entregó en México a Joaquín Sabina en secreto, como dice el cantante y poeta, este poema último sobre los últimos tiempos de su vida, sobre la que se avecinaba. Es un inédito testamento conmovedor en el que no falta el hondo humor, cabal, del poeta que acaba de morir. Se lo dedicó a Sabina, escrito a mano.

Verdad es

Cada día
me acerco más a mi esqueleto.
Se está asomando con razón.
Lo metí en buenas y en feas sin preguntarle nada,
él siempre preguntándome, sin ver
cómo era la dicha o la desdicha,
sin quejarse, sin
distancias efímeras de mí.
Ahora que otea casi
el aire alrededor,
qué pensará la clavícula rota,
joya espléndida, rodillas
que arrastré sobre piedras
entre perdones falsos, etcétera.
Esqueleto saqueado, pronto
no estorbará tu vista ninguna veleidad.
Aguantarás el universo desnudo.

Juan Gelman
La Condesa DF
28 de octubre de 2013 cultura.elpais.com
Recibe el Premio Cervantes en la Universidad de Alcalá de Henares(Madrid), abril de 2008/ Uby Martín

5 comentarios:

  1. EL EXPULSADO

    me echaron del palacio/

    no me importó/

    me desterraron de mi tierra/

    caminé por la tierra/

    me deportaron de mi lengua/

    ella me acompañó/

    me apartaste de vos/

    y se me pegan los huesos/

    me abrasan llamas vivas/

    estoy expulsado de mí.

    yehuda al-harizi (1170-1237/toledo-provenza-palestina

    Del libro Com/posiciones (Paris, 1984-1985)

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  2. Juan Gelman
    Gotán


    Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
    desde la nuca le subía un encanto particular,
    una especie de olvido donde guardar los ojos,
    esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

    Atención atención yo gritaba atención
    pero ella invadía como el amor, como la noche,
    las últimas señales que hice para el otoño
    se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.

    Dentro de mí estallaron ruidos secos,
    caían a pedazos la furia, la tristeza,
    la señora llovía dulcemente
    sobre mis huesos parados en la soledad.

    Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
    con un cuchillo brusco me maté
    voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
    él moverá mi boca por la última vez.

    Lee todo en: Gotán - Poemas de Juan Gelman http://www.poemas-del-alma.com/juan-gelman-gotan.htm#ixzz2qVFMbxx6

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  3. Borges por Juan Gelman
    Fragmentos de entrevistas
    peroncho

    1ª Entreviata

    -¿Mantuvo esas relaciones tensas con Borges que caracterizaban a los escritores de izquierda?
    -No tuve una relación de amistad y nos vimos una sola vez por razones profesionales, pero yo lo leía, y además lo defendía. Es la misma confusión pero al revés. Creo que las relaciones entre las posiciones políticas, la ideología de un escritor y lo que hace, digamos, su obra, son siempre muy complejas. Balzac se declaraba monárquico, y sin embargo los personajes más simpáticos de sus novelas son los republicanos. Las opiniones políticas son una parte de la subjetividad de cualquiera. Céline, el autor de Viaje al fin de la noche, era un fascista, no había mucha vuelta que darle, y había escrito unos panfletos claramente antisemitas. Unos compañeros que estaban presos me contaron años después que uno de ellos tenía ese libro y le gustaba mucho, pero había otro que le cuestionaba. ¿Cómo podía leer a un autor fascista? Un buen día le sacó las tapas del libro, recortó otra tapa, se la pegó y le dio el libro a leer. Al otro le encantó, así que cuando supo la verdad se llevó una verdadera sorpresa. Bueno, en mis épocas en el Partido Comunista tuve muchas discusiones sobre Borges porque no podían aceptar que un reaccionario fuera a la vez un gran autor. En realidad, no era reaccionario sino conservador. Y decía unos disparates políticos extraordinarios, para qué negarlo. Creo que entre el Borges que se dejaba condecorar por Pinochet y su literatura, alguna relación existe. Eso es lo complicado de imaginar, como imaginar la relación entre Viaje al fin de la noche y el fascismo. Pero finalmente la literatura abre a mundos que no se reducen jamás a una posición política.


    Entrevista a Juan Gelman hecha por Claudio Zeiger y publicada en Radar, suplemento de Página/12, Argentina, octubre del 2001.

    2ª Entreviata

    —Ha señalado usted que Borges fue un hombre valeroso políticamente hablando. Le pido que desarrolle ese tema.
    —Con él hubo, sobre todo de cierta izquierda, un rechazo a sus posiciones políticas. Pienso en Pound y en Celine, que son ejemplos extremos. Borges nunca fue fascista, como estos dos que menciono. Pero lo que es notable en él, a pesar de las barbaridades que dijo, es su sentido del humor. Por ejemplo, cuando se dio la guerra de las Malvinas, ofreció una solución: regalarle las islas a Bolivia, pues de ese modo se solucionaba el problema boliviano de la salida al mar y Argentina se libraba de problemas. Sin embargo, es cierto que hizo declaraciones desdichadas, sólo que en tanto supo lo que estaba ocurriendo, rectificó.

    Recuerdo que cuando se entera de que a una amiga cercana le habían desaparecido la hija, él aceptó firmar una solicitud de las Madres de la Plaza de Mayo. Eran años muy duros de la dictadura militar. Entonces, un locutor de radio, que era más bien un agente de los servicios, lo llamó por teléfono la mañana en que el documento sale y le dijo: ''Mire, Borges, aquí está su firma en esta solicitud tan extraña''. Pensemos que todo aquello se hacía en secreto, clandestinamente, para que nadie interfiriera. Recuerdo que Menotti, el entrenador de futbol, firmó también. Bueno, Borges le dice al locutor que a veces se usaba el nombre suyo sin pedir permiso. Y sin embargo, pregunta de qué se trata. Dice el locutor que le habla de un documento auspiciado por "esas locas de la Plaza de Mayo". Y entonces, al aire, Borges replica: ''¡Ah, claro! Me acuerdo, yo firmé esa solicitud, desde luego''. Bien, pues ahí se cortó la transmisión. Eso quiere decir que Borges sí asumió su responsabilidad política, que la tuvo en más de una ocasión.



    — www.taringa.net

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  4. Existe un documental de la BBC, hecho poco antes de su muerte, que es muy conmovedor. El periodista le pregunta sobre el tema y a él, a pesar de que estaba ciego, se le empoza la mirada, adquiere una expresión de tristeza y dice sencillamente: ''Es que yo no sabía lo que estaba pasando''. Así que contrasto esa actitud de él, que fue criticada por cierta izquierda, con la de otros intelectuales que vivieron como si nada hubiera ocurrido. En ese sentido Borges, que se consideraba personalmente cobarde, tuvo un valor intelectual que nadie más ha tenido. No conozco otro caso como el suyo.

    —¿La influencia de Borges en una generación como la suya es clara?
    —No, para nada. Él, más que abrir, cierra. Se puede pensar, en este sentido, en los casos de Neruda y Vallejo. El primero cierra y el segundo abre posibilidades. La excelencia de Borges, que culmina siglos de literatura, no permite discípulos. Lo único que permite son imitadores muy pálidos. Y también sucede que en la poesía argentina siempre se han mezclado muchas corrientes. Hay muchas voces muy particulares, como la de Olga Orozco o Enrique Molina. Y también en la narrativa. Contemporáneo de Borges era nada menos que Roberto Arlt. Todos ellos son grandes creadores que han seguido un camino en el que no se nota una influencia en la escritura. Pero sí se emparentan en lo relativo al rigor.

    —¿Siente personalmente algún eco de Borges en su poesía?
    —Mire, no lo creo. A lo mejor hay y no lo percibo. Cuando uno lee hay muchas fuentes. A veces uno tiene algo de otro autor y no se da cuenta. Pienso que en mi caso no hay relación. Sí reconozco en mi trabajo la influencia de Vallejo, que es un poeta que me impactó con gran fuerza. Pero no es el único. Recordemos aquello que decía Lezama Lima de las influencias: hay presencias que impregnan una literatura, en ocasiones por infusión o por algo que está en el ambiente.

    —Cerremos el tema de Borges con esto: ¿No le parece que esa especie de "año Borges", más que implicar la lectura de su obra fue un asunto comercial?
    —Sí, estoy totalmente de acuerdo. Se dice comúnmente en Argentina que Borges tiene más fama que lectores, y creo que es verdad. Allá han sacado incluso una moneda con su efigie. Borges se habría reído mucho de algo así.

    —En cuanto a su poesía, maestro, me parece que se ha venido haciendo más económica, más concreta.
    —Yo diría que sí. Lo que pasa es que, contrariamente a lo que alguien ha dicho por ahí, a mí me parece que la poesía no es un asunto de juventud sino de vejez. Hay una cantidad de movimientos de la sensibilidad que se decantan con el paso del tiempo. Y entonces pienso que cada vez más tengo la idea de que la palabra poética se calcina. Y hago una digresión: en España dividen a los poetas entre los existenciales, que son los que transmiten directamente su experiencia, y los de la retórica del silencio, los más económicos. A mí no me convencen ni las escuelas ni nada de eso. Yo en lo único que creo es en los poetas concretos. No me seducen ni los movimientos ni los panoramas nacionales. Pero cuando en España se refieren a ciertos poetas, como Angel Valente, como la suya es una palabra calcinada contiene silencios que todavía crepitan. Y no es fácil que los críticos se den cuenta de ello. Claro que cuando la economía se convierte en una retórica, no sirve, como no sirve ninguna retórica en poesía.


    Esta entrevista hecha a Juan Gelman por César Güemes, apareció en La Jornada, 9 de enero de 2000, bajo el título de “Borges supo corregir a tiempo su rumbo político”

    www.taringa.net

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  5. Por Silvina Friera
    “Ha muerto un hombre y están juntando su sangre en cucharitas,/ querido juan, has muerto finalmente./De nada te valieron tus pedazos/mojados en ternura./ Cómo ha sido posible/que te fueras por un agujerito/ y nadie haya ponido el dedo/ para que te quedaras.” La tristeza es enorme, infinita, insoportable. La lengua castellana está de riguroso luto. Ha muerto Juan Gelman, ayer, a los 83 años, en la ciudad de México, donde residía desde hace más de veinticinco años. Ha muerto el poeta que llevaba la poesía tatuada en los huesos. Ha muerto el más grande de los poetas argentinos, nuestro Premio Cervantes, el hombre que extremó el elástico del lenguaje y sus imposibilidades convirtiendo verbos en sustantivos y sustantivos en verbos para arañar la realidad que se escurre entre las manos. El poeta que mutaba para permanecer, refractario a las normas, al piloto automático o al funcionamiento aluvional de “la maquinita” expresiva, como prefería llamarla. Ha muerto el hombre que transformó las heridas en versos memorables –”la memoria es una cajita que revuelvo sin solución” o “el frío tiembla en puertas del pasado que vuelven a golpear”–; una voz indomable, tan cercana y querida, en la cornisa del susurro, con esa cadencia grave y profunda por donde flameaban siempre las chispas de una ironía elegante y juguetona.

    Tercer hijo de una familia de inmigrantes ucranianos, Gelman nació en Buenos Aires el 3 de mayo de 1930. No sobraba dinero en esa familia, pero se ahorraba de a centavitos para ir al Colón una vez al año. Su hermano mayor, Boris, le recitaba versos de Pushkin en ruso. Lo llevaba a un rincón apartado y Gelman, a sus siete años, caía rendido por el ritmo y la musiquita de aquellas palabras que no entendía en absoluto. A los nueve años decidió escribir poemas a una vecina dos años mayor. Al principio le mandaba versos de Almafuerte, como si fueran propios, pero la indiferencia de la nena lo obligó a dar un paso más. La batalla no sería sencilla. Entonces probó escribir él mismo; tampoco obtuvo respuesta. Ella siguió por su camino; él se quedó con la poesía. Y sus lectores del mundo, claro, agradecidos de la reticencia de la vecinita. Todavía no había pegado el estirón cuando “el pibe taquito”, como era conocido en los potreros de Villa Crespo por el modo de empujar la pelota, publicó su primer poema en la revista Rojo y Negro. Tenía once años. Juan, niño precoz que aprendió a leer a los tres años, cursó la secundaria en el Nacional de Buenos Aires. Empezó a estudiar la carrera de Química, pero, como contó más de una vez, le interesaba “mucho más la poesía que la descomposición del átomo, los protones y los neutrones”. Probó varios trabajos, pero eligió el oficio de periodista para ganarse la vida. Lejos de despreciar la faena periodística, Gelman lo entendía como un género literario “que se escribe bien o se escribe mal”.(...)www.pagina12.com.ar

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