martes, 1 de octubre de 2013

La Pintura de EMILIO PETTORUTI (1892-1971) DOODLE DE GOOGLE EN SU HOMENAJE

 Dinámica del viento, 1915/ Colección Museo Nacional de Bellas Artes
 En la Selva, Óleo sobre tela, 1968/ Colección Fundación Pettoruti

Improvisadores,1937/Museo Nacional de Bellas Artes, Óleo sobre tela
Figura Femenina, 1914/Mural en la Universidad Nacional de La Plata

2 comentarios:

  1. Google recuerda el 121º aniversario del nacimiento de Emilio Pettoruti
    El pintor platense, integrante de la vanguardia cubista en el país y director del Museo de Bellas Artes de la Plata, nació el 1º de octubre de 1892 y falleció a los 80 años.

    martes, 01 de octubre de 2013
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    Google recuerda el 121º aniversario del nacimiento de Emilio Pettoruti
    Google recuerda con un original doodle al pintor argentino Emilio Pettoruti a 121 años de su nacimiento.

    Pettoruti nació en la ciudad de La Plata el 1º de octubre de 1892, estudió en Bellas Artes en Buenos Aires. Vivió en Italia, donde aprendió sobre arte clásico y terminó por embeberse del Movimiento Futurista, primero, y del cubismo, después.

    Junto a su contemporáneo artista Xul Solar, fue de los primeros exponentes de la vanguardia en la Argentina a partir de 1916.

    Fue director del Museo de Bellas Artes de La Plata desde 1930 hasta 1952, cuando renunció por desavenciencias con el gobierno peronista. Falleció en París en 1972.
    www.losandes.com.ar

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  2. LA CRITICA

    Prefacio
    Jacques Lassaigne

    En los distintos períodos de la obra de Pettoruti, encuentro una notable unidad, ya sea en Europa (Florencia, Roma y París - 1914 a 1924 -), en Argentina (1924 a 1952), en Italia o una vez más en París desde 1952. Su trabajo se desarrolló a un ritmo intenso, en amplios sectores de búsqueda coherente, con llamados constantes y prolongaciones lógicas. Pettoruti siempre permaneció fiel así mismo, tal como se definiera desde el primer momento. Fue un espíritu lúcido, sabio y reflexivo, un constructor poderoso, con una forma permanente de ver y decir.

    Se mantuvo en contacto con los principales movimientos teóricos que marcaron varias décadas de éste siglo: futurismo, cubismo, abstracción. Pero avanzó en forma paralela, personal, sin plegarse jamás a una visión en común, sin hacer concesiones. En sus comienzos se preocupó por definir una dinámica de las formas, pero su interés por representar las deformaciones sucesivas del objeto fue menor que la representación del movimiento en sí y del ritmo. En éste sentido se distingue totalmente de sus primeros colegas italianos futuristas. Por ejemplo cuando Balla yuxtapone como en el cine los estados sucesivos de una pierna en marcha, Pettoruti intenta definir una curva que sintetice éstas diferentes etapas. Se abstrae de toda figuración para otorgar un significado emocional y vivo a las formas geométricas. Propone de éste modo un verdadero lenguaje plástico en términos de figuras y colores. Los círculos y los ángulos se organizan sobre ejes precisos, por momentos se hunden sobre sí mismos como sobre un ojo profundo, o se transforman en flechas agudas dirigidas hacia un blanco externo. Sus fuerzas ascendentes o descendentes toman un valor benéfico o maléfico. Los colores parecen concebidos para abolir toda margen de incertidumbre. Poseen la densidad o el brillo del esmalte; sus propios matices se inscriben en la escala de la conciencia. Tanto por su técnica como por su espíritu. El pintor se emparenta con los constructores del Renacimiento.

    Cuando acepta utilizar los elementos de lo real y parece acercarse a la experiencia cubista final de los papeles colados y de las deformaciones planas de 1917 (Gris, Picasso, Herbin) Pettoruti combina dicha visión un tanto decorativa, con un sentido del espacio totalmente metafísico. Entre las superficies vencidas donde los objetos se alinean por altura, abre ángulos de perspectivas profundas, generadores de lo insólito y del ocultamiento.

    El objeto o el personaje se representan con su entorno, su aura, su acompañamiento particular, con las fuerzas que se desprenden de ellas y le arman una defensa. Este entorno, por una suerte de transposición fundamental, en la base sólida, la roca sobre la cual se recorta el perfil del sujeto cuya silueta desbordada adquiere una postura formidable. Es esencial para mis ojos, la serie de los Soles Solidificados en la cual el foco de luz se concentra en piedra angular y llama sobre sí a sus rayos.

    Nada más interesante que reconocer el uso de ésta segunda visión en las pinturas de la serie de los Arlequines iniciada en 1925 y afirmada poco a poco sobre sus propias raíces. En éstas figuras, la sombra alcanzada y la prolongación espiritual se funden para engendrar un solo cuerpo compacto, rígido, hierático, tan alejado del pretexto original como de cualquier representación simbólica. El tema se desarrolla, se profundiza, se desdobla , como si la pintura, magnética, emitiera ondas concéntricas al propagarse.






    www.pettoruti.com

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