lunes, 15 de julio de 2013

LAS DIEZ MEJORES OBRAS DE REMBRANDT-

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El trazo inconfundible del célebre pintor holandés Rembrandt van Rijn revive tal día como hoy gracias a Google. Y es que el famoso buscador rinde su particular homenaje con un nuevo doodle en el 407 aniversario de su nacimiento. El actual diseño de Google dibuja una interfaz sencilla, con un estilo clásico y elegante en tonos oscuros, que retrocede a la gran pictografía del artista. Pincha aquí para conocer las 10 mejores obras del autor.
Un 15 de julio pero de hace 407 años Rembrandt van Rijn nacía enLeiden, convirtiéndose es una figura clave de la pintura universal hasta su muerte el 4 de octubre de 1669, en la ciudad de Amsterdam.

«La Ronda de Noche»

Rembrandt es autor de una de las obras maestras indiscutibles de la Historia del Arte. Pintada entre 1639 y 1642, el nombre original de esta obra es «La compañía del capitán Frans Banning Cocq y el teniente Willem van Ruytenburch preparándose para salir». Este retrato de grupo fue encargado por una empresa de la Guardia Municipal y, a partir de 1796, fue rebautizado con su nombre actual.
Además, fue uno de los autores de autorretratos más prolíficos y los expertos estiman que pintó entre 40 o 50 cuadros de sí mismo en óleos y utilizó su propio cuerpo como modelo en 32 grabados y siete dibujos.

Creador radical y ambicioso

En una primera etapa expresa su intensidad emocional a través de gestos y miradas burlonas y jocosas. Pero también este radical y ambicioso creador, que posee una de las miradas más personales de la Historia del Arte, consigue esa emoción e intensidad con buenas dosis de teatralidad y dramatismo. En «Sansón cegado por los filisteos» y «El banquete de Baltasar» se acerca a Caravaggio, a Bernini... al Barroco. Especialmente el primero, uno de sus cuadros más poderosos y expresivos. Es pura escenografía.
Rembrandt coreografía con brutal crueldad el instante en que un filisteo clava la daga en el ojo de Sansón. Al fondo, Dalila parece danzar con el pelo del héroe caído entre sus manos. Sus espléndidos claroscuros (sólo está a su altura Caravaggio) recuerdan su obra maestra, «La Ronda de Noche». Pero ese dinamismo, ese vigor y energía físicos de los que hace gala en buena parte de su carrera dan un giro inesperado en torno a 1640.
Esa transformación en la que su pintura se tranquiliza y se torna menos dramática es ya evidente en una «Sagrada Familia con ángeles», de 1645, cedida por el Ermitage de San Petersburgo. Se aprecia muy bien ese cambio contemplando esta preciosa y tierna escena, de una gran profundidad, junto a otra «Sagrada Familia», de 1633-35.
Parecen salidas de pinceles distintos. Otro ejemplo de ese vuelco en su carrera es la maravillosa «Betsabé» del Louvre. Rembrandt explora en esta obra maestra el deseo sexual y sus consecuencias, comenta Alejandro Vergara. Los gestos agitados y dinámicos de sus anteriores composiciones deja paso a la quietud contemplativa, a la concentración psicológica y a cierta forma de trascendencia: «Rembrandt nos invita a asumir el papel del rey David, a ver lo que él vio y a desear lo que él deseó».

Sus mujeres como modelos

Sus cuadros nos piden siempre biografía e información del pintor. Hay quien ve en esta Betsabé a Hendrickje embarazada, la mujer que estuvo junto a Rembrandt al final de su vida y con la que tuvo una hija, Cornelia. Asimismo, se identifica con Hendrickje la «Flora» que cuelga en esta muestra (también inmortalizó como Flora a su primera esposa, Saskia). La «Betsabé» de Rembrandt se mide con el «Marte» de Velázquez. Ambos están absortos, meditabundos, ensimismados... Tenemos curiosidad por conocer sus historias: ¿en qué o en quién piensan? ¿qué acaba de ocurrir en esa escena? www.abc.es
Muchas Gracias!

Mujer en el baño, 1654, Óleo sobre roble-Betsabé en el baño, 1654, óleo sobre lienzo-

1 comentario:

  1. "Rembrandt , triste hospital, lleno de murmullos,
    y decorado solamente con un gran crucifijo,
    donde la oración en llanta se evapora de los desechos,
    y una luz invernal lo atravezó bruscamente"
    (Baudelaire , Los Faros)
    La pintura de Rembrandt era pastosa, rugosa y en relieve. En las partes más iluminadas, lentamente, con un cuchillo de paleta o con los dedos, trabajaba la textura de los pigmentos para reflejar la luz y crear sombras al mismo tiempo. El blanco de cerusa y de tiza estaban siempre presentes. Pero estaba "tan cargado de color, que se habría podido levantar el cuadro tomando la figura por la nariz", cuenta uno de sus alumnos. El espesor mismo de la pintura, constituía su marca de fábrica: un espesor para mirar de lejos, aconsejaba Rembrandt, desde donde producía un hermoso efecto.
    Esta pequeña "Mujer en el baño" siempre ha sido una de las obras más apreciadas de Rembrandt. Parece el recuerdo de un hecho real: Hendrickje Stoffels, la amante del pintor metiéndose en un arroyo. También hace pensar que se trata de una figura bíblica o mitológica, Susana, Betsabé o Diana. En ese año 1654 Hendrickje, sufrió una humillación pública por su relación con el artista y le dio dio su único hijo. Susana, la heroína apócrifa, despertó sin querer el deseo de los ancianos que la acusaron en falso; la belleza de Betsabé(Samuel,2,10)llevó al rey David al pecado mortal; al cazador Acteón le costó la vida ver a Diana bañándose en el bosque.
    Los recursos de Rembrandt en estos cuadros no son menos "revolucionarios" que los de Monet, el pintor impresionista del siglo XIX, y demuestran la economía y variedad de medios del maestro holandés para lograr efectos ópticos complejos.
    Rembrandt despliega gran virtuosismo en la ropa abandonada, donde la ilusión de brocado se consigue gracias a una variedad de toques irregulares que se completan con resaltes de naranja puro y ocres amarillentos, tan espeso como pasta de dientes.
    Fuentes: "The National Gallery", Guía
    Museo del Louvre, Guía

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