viernes, 8 de febrero de 2013

SUSANNE THEMLITZ (1968) / ¿QUE BUSCAS Y NO ENCUENTRAS?

VIVENCIAS PLÁSTICAS



Posted: 05 Feb 2013 05:07 AM PST

  •  Los márgenes de horror del hombre que nos agarran tomando una copa en el bar de la esquina son los márgenes también del horror en el arte. Pero en esos monstruos se ocultan caracteres infames, semánticos de pasión y odio, o quizás son simples defensores del uso de la razón, pues ella es suficiente para hallar estruendo y amputación de cabezas pensantes que no encuentran otro medio de afirmarse.  


  •  Que la portuguesa THEMLITZ parte de una angustia y un pasado introspectivos -muy lejanos-, de inequívocas referencias a los límites que uno mismo como artista se impone, no es nada que nos condicione, la mirada tiene ya la sabiduría para captar los propósitos y la ironía de una esbeltez y belleza que son un tiempo que resbala dejándonos esta congoja entre escapularios. 


  •  Dentro de este mundo, que en sus planos pictóricos tiende a conquistar espacios, me siento retratado y único, capaz de establecer preámbulos de un final que ya no requiere que me transforme: me veo a mí mismo como lo que soy.   


  •  Debemos ocultar entre sonrisa y canto nuestra verdad más honda,
  • olvidar que sabemos la soledad del hombre,
  • porque hemos descifrado la quietud de la tierra en ese alerta inmóvil que precede al espanto.

(Ildefonso M. Gil).
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www.goyo-vigil.blogspot.com.ar

1 comentario:


  1. Vista de la exposición

    Dos muestras individuales de Susanne S.D. Themlitz (Lisboa, 1968) coinciden en España estos días: Still Alive-Still Life en Ángeles Baños de Badajoz y ésta, ¡Oh!, en AranaPoveda, que nos ocupa. La artista trabaja con habilidad visual y asombro en zonas de costuras donde la naturaleza es lenta e imperceptible y a las cosas humanas no se les suele dar valor. Emplea perspectivas inusitadas con que capta un mundo de objetos y acciones que, a menudo, pasan desapercibidos precisamente por estar siempre ahí. De ello surge un universo alucinado, representaciones de paisajes naturales de aire pictórico encerrados en una niebla de distorsión. Algo tiene su obra de ilustración sublimada de la Alicia de Carroll, adobada en negros humores de Max Ernst, y poblada por animales y personas sin rostros, en mitad de chubascos de pintura grotescos, junto a leves telas de hilo estampado o hilado. Un cúmulo de influencias (algunas procedentes de la Historia del arte) donde la línea es protagonista.


    ¡Oh! #4 (detalle), 2013

    Ésta resulta esencial en sus dibujos, donde el grafito choca con la rugosidad del lienzo preparado, blanco como la leche y casi plástico. Pero aún más en piezas escultóricas como esa tela bordada que cuelga de un listón de madera junto a un nivel de medida, hilo caído, conchas de caracol, cristal abombado o extraños dibujos, o como, la pieza que preferimos: un mueble felizmente intervenido donde despliega el máximo potencial de todos sus recursos. Hay en estas obras algo doméstico y casual que emite tensión energética. Absorto, poético, resulta difícil de descifrar. En cierto modo su desgarramiento, su dialéctica no resuelta, remite sin mentarlo a algo profundamente emocional
    www.elcultural/revista/arte.es

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