jueves, 28 de febrero de 2013

MUSEO DEL ARTE, W.A.BOUGUEREAU/ ÉDOURD MANET/ AMEDEO MODIGLIANI

Museo del Arte



Posted: 22 Feb 2013 09:15 AM PST
Museo D’Orsay

William Adolphe Bouguereau
Uno de los máximos representantes del academicismo en la segunda mitad del siglo XIX es William Adolphe Bouguereau. Las escenas de asunto mitológico serán sus favoritas ya que con ellas era fácil alcanzar el triunfo en el Salón de París. La diosa de la belleza domina el centro de la composición, rodeada de tritones y nereidas que observan su nacimiento y acompañada de puttis en la parte superior de la composición. Según la leyenda, Venus es considerada hija de Urano, cuyos órganos sexuales, cortados por Cronos, cayeron al mar y engendraron a la diosa, convirtiéndose en la "mujer nacida de las olas" o la "nacida del semen del dios". Nada más nacer, Venus fue llevada por los Céfiros a la costa de Chipre donde fue vestida por las Horas y conducida a la morada de los Inmortales.
La escena presenta el estilo típico de Bouguereau, empleando una técnica preciosista, casi fotográfica, envolviendo la composición de un etéreo ambiente que recuerda a las obras renacentistas, especialmente a Rafael y Leonardo. La composición se resuelve a través de varias diagonales en superficie que envuelven la línea vertical de la figura de la diosa. La influencia de Ingres y David también está presente en la producción del artista.
 
Posted: 22 Feb 2013 09:09 AM PST
National Gallery, Londres

Édouard Manet
Desde 1845, Baudelaire animaba a los artistas a pintar asuntos de la vida moderna, alejándose de los temas clásicos. Manet irá recogiendo estas propuestas y sus cuadros tienen cada vez más algo de contemporáneo. Así pues, Manet vuelve a unir tradición con modernidad, como ya había hecho, de manera más solapada, en Caballeros españoles o en Muchacho con espada. El tema elegido es un concierto en las Tullerías, al que acude lo más granado de la burguesía parisina. Por supuesto que el propio artista se incluye - en la zona de la izquierda - junto a sus amigos: su hermano Eugène es la figura inclinada del centro; Baudelaire, Gautier y el barón Taylor conversan detrás de las mujeres; tras ellos, el pintor Fantin Latour observa curioso. Las dos damas sentadas son Mme. Loubens - la mayor, con el velo - y Mme. Lejosne. La sensación de muchedumbre se consigue perfectamente. Los críticos del momento consideraron que la obra carecía de composición, al distribuir las figuras por la superficie sin ofrecer ningún punto focal de interés. Le consideraban un pintor de fragmentos, desprovisto de ideas y facultades como dibujante, pero la composición está muy bien estudiada: la línea de sombreros la divide aproximadamente por la mitad, ocupando la parte superior con el follaje de los árboles, lo que da un aspecto más plano; los troncos marcan el ritmo horizontal y unen ambas mitades del cuadro, incluso el árbol central pone en contacto los planos primeros e intermedios. El espectador se coloca al mismo nivel que los personajes, reduciéndose la profundidad y creando cierto aspecto teatral en las figuras, que dejan poco espacio en primer plano. Emplea una luz natural muy fuerte que cae sobre los protagonistas, de modo que tenemos la impresión de estar ante una escena al aire libre. Pero se trata de una obra de estudio, tanto por los tonos empleados como por los retratos de los amigos de Manet, para los que se valdría de fotografías. Respecto al color, el artista renuncia a la utilización de tonos intermedios, interesándose por el fuerte contraste entre blancos y claros con el negro puro, color rechazado por los pintores académicos. Por esto se consideraba el arte de Manet como fragmentario, ya que abandonaba la coherencia que otorga a un cuadro el claroscuro. Para las zonas superiores aplica el color con espátula, mientras que en el resto emplearía el pincel, interesándose por el abocetamiento que se observa en obras como el Bebedor de absenta o Muchacho con cerezas. Sería ésta la primera vez que Manet nos muestra de cerca la vida burguesa de París, iniciando una línea de trabajo que continuarán Degas y Toulouse-Lautrec.
 
Posted: 22 Feb 2013 09:04 AM PST
Museo de Arte Moderno de Nueva York

Amedeo Modigliani
Durante varios años, Modigliani realiza estudios de desnudos que, tan solo a finales de 1916, plasmará en el lienzo, suscitando escándalo durante su primera exposición, organizada por la galería Berthe Weil de París en 1917. El desnudo rojo, expuesto de manera provocadora en el escaparate, es secuestrado por la policía.
Tanto en su amplia producción de desnudos como en los retratos, otro de sus temas predilectos, Modigliani privilegia figuras de contornos netos: cuerpos exageradamente alargados animados por la cálida uniformidad del color, que resalta sobre los tonos oscuros del fondo, como en esta obra; en otros casos el artista utiliza colores vibrantes para amplificar la carga pasional de la obra, como en el citado Desnudo rojo.

El artista simplifica al máximo los contornos de la figura, engarzada en una línea sutil y armoniosa de gran fuerza expresiva y constructiva, en consonancia con las enseñanzas de Cézanne y Matisse. Obsérvese la postura de la modelo, explícitamente cargada de sensualidad instintiva, que comunica una carga erótica y voluptuosa sin recurrir a velos ni disfraces alegóricos de ningún tipo.
 

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