martes, 18 de diciembre de 2012

MUSEO DE ARTE- GIOVANNI BELLINI-

Museo del Arte



Posted: 17 Dec 2012 12:59 AM PST
Academia de Venecia

Giovanni Bellini
En los años finales del Quattrocento las escenas se cargarán de devoción, eliminando los maestros las referencias arquitectónicas para resaltar las figuras ante un fondo neutro, lejos de cualquier referencia anecdótica. Es el caso de esta imagen, de la misma manera que se aprecia en la obra de Mantegna, el cuñado de Bellini que ejercerá una considerable influencia sobre el maestro veneciano. La Virgen y el Niño ocupan la posición central, acompañadas de santa Catalina a la izquierda y la Magdalena a la derecha, mostrando dos tipos de belleza femenina diferentes. El Niño se sienta sobre un cojín, proyectando sus piernecillas hacia el espectador y elevando su mirada hacia arriba. La iluminación dorada refuerza el carácter piadoso y casi místico de la composición, difuminando los contornos y anticipándose al naturalismo tenebrista en el empleo de contrastes lumínicos. La volumetría y la monumentalidad de las figuras hacen de esta obra una de las más atractivas del momento.
 
Posted: 17 Dec 2012 12:54 AM PST
Iglesia de San Zacarías de Venecia

Giovanni Bellini
Las Sagradas Conversaciones serán una aportación fundamental del Quattrocento, acabando con los polípticos góticos y dotando de unidad espacial y compositiva a los cuadros de altar. Será Fra Angélico uno de los primeros en incorporar esta nueva fórmula compositiva, continuada por Fra Filippo Lippi y Domenico Veneziano. Al final de la centuria todos los maestros se decantarán por esta composición en la que se dota de un espacio unificado tanto para las figuras como para el espectador. Giovanni Bellini se muestra como uno de los mejores intérpretes de la "Sacra Conversazione", observando este magnífico ejemplo que el maestro ejecutó para la iglesia de San Zacarías de Venecia. Ante el ábside de la iglesia se encuentran los cuatros santos - Pedro, Jerónimo, la Magdalena y una mártir - el ángel y la Virgen con el Niño en un trono, abriéndose en los laterales para mostrar una referencia al paisaje, que sirve como punto de fuga. Las arquitecturas son de clara influencia clásica al igual que el trono y la decoración, reforzándose la perspectiva gracias al suelo embaldosado en dos tonalidades. Las figuras están dotadas de monumentalidad escultórica siguiendo las normas impuestas desde Masaccio. El color y la luz demuestran que es una obra veneciana, creando una sensación atmosférica digna de elogio.
 
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1 comentario:

  1. Al entrar en la pequeña iglesia San Zacarías de Venecia para situarse ante el cuadro que el gran pintor veneciano Giovanni Bellini (1437?-1516) pintó sobre el altar en 1505, se advierte de inmediato la suavidad y riqueza de los colores, antes de que nos fijemos en lo que la obra representa. El maestro Juan Carlos Distéfano sostiene, no es tan importante lo que se representa, sino cómo se lo representa.
    Hy una atmósfera cálida y dorada que invade la hornacina en la que se halla sentada en su trono la Virgen con Cristo niño levantando la mano para bendecir a los fieles ante el altar. Un ángel sentado en las gradas del trono, toca quedamente el violín, mientras los santos permanecen en sosiego a ambos lados: san Pedro, con su llave y su libro; santa Catalina, con la palma del martirio y la rueda rota; santa Lucía; y san jerónimo, el erudito que tradujo la Biblia al latín, y al que por ello representó Bellini leyendo un libro. En la tradición bizantina era costumbre enmarcar rígidamente la virgen con las imágenes tradicionales de los santos. Bellini supo introducir la vida en esta sencilla distribución geométrica sin romper el equilibrio; supo también convertir las figuras tradicionales de la virgen y los santos en seres vivos, parecen fotografiados., sin desposeerles de de su carácter sagrado y de su dignidad. No tuvo que sacrificar la diversidad ni la individualidad de la vidqa real, como en cierta manera lo hizo Perugino.
    Giovanni Bellini, perteneció a la misma generación que Verrocchio, Ghirlandaio, y Perugino aquellos cuyos discípulos y continuadores fueron los famosos maestros del Cinquecento, también de su taller proceden Giorgione y Ticiano.
    La disposición equilibrada por la perfección del diseño y los esquemas de color constituyen su herencia.
    E.H. Gombrich, Historia del arte, Phaidon

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