sábado, 26 de noviembre de 2011

DAVID CRONENBERG:"LA LABOR DEL ARTISTA Y DEL PSICOANALISTA ES PARECIDA"

ESTRENA 'UN MÉTODO PELIGROSO'

David Cronenberg: «La labor del artista y del psicoanalista es parecida»

Viernes, 25 de noviembre del 2011ImprimirEnviar esta noticiaAumentar/ Reducir texto
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NANDO SALVÀ
MADRID

En Un método peligroso, el director canadiense explora la relación que, a inicios del siglo XX, mantuvieron Sigmund Freud y Carl Jung. O sea, el nacimiento del psicoanálisis.
zoomDavid Cronenberg, en una imagen promocional de su película para el festival de Toronto, en septiembre.
David Cronenberg, en una imagen promocional de su película para el festival de Toronto, en septiembre. ARCHIVO /AP

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Información publicada en lapágina 73 de la sección deEspectáculos de la edición impresa del día 25 de noviembre de 2011VER ARCHIVO (.PDF)
-Ha querido contar esta historia desde hace más de 10 años. ¿Qué le atrae tanto de ella?

-La riqueza de la época, por ejemplo. La gente creía en el progreso, pensaban que el ser humano estaba avanzando cultural e intelectualmente, que todo problema podía resolverse de forma racional. Freud, en cambio, dijo que eso era una ilusión, que bajo su fachada el hombre esconde un terrible potencial para la crueldad y la barbarie. La primera guerra mundial le dio la razón.
-Y probablemente Freud seguiría hoy pensando lo mismo, ¿no es así?

-Sin duda. Mucha gente se sorprendió de que una guerra tan brutal como la de los Balcanes pudiera suceder en el corazón de Europa a estas alturas. Freud diría: 'Os lo dije, pero no me escuchasteis?. Vivimos una ilusión. Estamos rodeados de una tecnología increíble, somos lo que Marshall Mcluhan llamó una aldea global, pero en una aldea pueden pasar cosas muy feas. Se usan teléfonos móviles muy sofisticados para matar. Seguimos siendo unos animales. ¿Podemos cambiar? No lo creo.
-¿Cuándo y cómo empezó usted a interesarse por el psicoanálisis?

-Desde siempre. Que decidamos compartir nuestra vida personal, nuestros sueños y nuestros miedos con una persona a la que no conocemos me parece fascinante. Además, la labor de un artista es muy parecida a la de un psicoanalista. Si creas un personaje creas un drama, y como dijo George Bernard Shaw, el conflicto es la esencia del drama. Para plantear un conflicto debes entender a la gente, y para ello debes pensar de un modo psicoanalítico.
-¿Y se nutre artísticamente de sus neurosis como Woody Allen?

-Woody Allen ha estado haciendo terapia durante 40 o 50 años, así que supongo que eso deja claro que no le funciona. Creo que Freud se quedaría boquiabierto ante casos así. Él cogía un paciente, lo trataba durante cinco o seis sesiones y luego lo mandaba a casa. No pensaba que el psicoanálisis tuviera que ser tu amigo de por vida.
-Ya habló del psicoanálisis en Cromosoma 3 (1979). En ese filme la psicoterapia se relacionaba con la transformación del cuerpo. ¿En qué sentido están conectados?
-Freud demostró que el psicoanálisis está muy orientado hacia el cuerpo, en una época en la que hablar de vaginas y penes era tabú. Por ejemplo, tenía pacientes que sufrían extrañas fantasías, miedos y traumas, y se dio cuenta de que habían sido víctimas de abusos por parte de sus padres. Jung, en cambio, se alejó del cuerpo. Cuando empiezas a hablar de trascendencia y espiritualidad del alma estás negando el cuerpo, y eso hizo él. Se convirtió en un líder religioso en lugar de un médico
-¿En serio?
-En su autobiografía, Recuerdos, sueños, pensamientos, habla de visiones que tuvo cuando tenía 10 años. Si yo fuera un psicoanalista y alguien me trajera a un niño que decía tener esas visiones, pensaría que el chaval está loco. Eran sueños completamente psicóticos, y algunos muy religiosos. Por eso, creo que Freud y Jung siempre estuvieron destinados a separarse. Solo estuvieron en sintonía durante un tiempo muy breve.
-Parece estar del lado de Freud, pero la película se centra más en Jung.

-Son exigencias dramáticas. No hago propaganda ni trato de vender nada, solo pienso que esas personas eran muy interesantes, y apasionadas acerca de sus ideas, y las hicieron parte de sus vidas. En ese momento, todo el mundo quería dedicarse al psicoanálisis. La idea de poder de penetrar en la mente de las personas y así ayudarlas era muy seductora. Es una época fascinante.
-¿Siente nostalgia?

-No, pero aun así es muy refrescante recrear una época en la que las personas, incluso aunque estuvieran equivocadas en sus argumentos, eran tan elegantes y educadas defendiendo sus principios. El nivel de debate intelectual era bastante alto. Hoy, en cambio, los políticos solo dicen estupideces.
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  1. Carl G. Jung tuvo su primer encuentro con la obra de Sigmund Freud –en 1900– a través de “La Interpretación de los Sueños.” Sin embargo, el mismo Jung confesó en “Recuerdos Sueños, Pensamientos” (1957), que debió postergar su lectura debido a que “no lo comprendía aún”, retomándolo tres años después. Allí encontró que el “mecanismo de represión” explicaba las anomalías que, muy frecuentemente, ocurrían en algunas personas cuando aplicaba el test de asociación de palabras diseñado por el psiquiatra suizo.

    En 1906 se inició la correspondencia entre ambos, luego de que Jung enviara a Freud su ensayo “Estudios Diagnósticos de la Asociación”, y continuó hasta 1913. Si bien nunca tuvieron plenas coincidencias, tanto uno como el otro recorrían el mismo camino en la investigación del psiquismo humano, y eso los unió fuertemente, hasta que diversos hechos que se fueron sucediendo provocaron la tan conocida ruptura. Pero antes de que esto aconteciera, el crecimiento de la figura de Jung en el ámbito psicoanalítico, sumado al especial vínculo que lo unía a Freud, hicieron que éste último lo nombrara su sucesor públicamente. Sobre este tema llaman la atención dos cuestiones: en primer lugar que Freud apresurara tal designación y, en segundo lugar, que Jung aceptara; ya que los dos eran conscientes de que sus diferencias eran importantes. La única explicación posible es que el Maestro de Viena lo hiciera para asegurar el rumbo de los pensamientos de Jung, y éste para encontrar la fuerza para no alejarse del sendero psicoanalítico. Lo que, por supuesto no prosperó por no ser, ninguna de las dos, decisiones auténticas sino forzadas.

    Freud y Jung discrepaban sobre varios temas, aunque lo más difundido haya sido su diferente interpretación de la “teoría sexual”, tal como se refirió a ella Freud en una ocasión en la que Jung recuerda que le dijo: “Mi querido Jung, prométame que nunca desechará la teoría sexual. Es lo más importante de todo”. Es cierto que en esto no coincidía con Freud. Pero hubo más elementos discordantes entre ambos. Jung le otorgaba mucha importancia a la Parapsicología y a la autenticidad de los entonces llamados “fenómenos ocultos”. Ya en 1909, en casa de Freud, se había generado una discusión entre los dos hombres sobre este asunto. Freud se oponía terminantemente a estudiar estas cuestiones bajo el argumento de que le haría mucho daño al psicoanálisis que –de por sí– ya era muy resistido. Formulaba que esto presentaría obstáculos para su definitivo reconocimiento. Pero Jung no abandonó su interés por estos temas que lo venían ocupando desde que los planteó en 1899 con su tesis de doctorado en Medicina, titulada “Psicopatología de los fenómenos ocultos.”

    Otras de las diferencias entre Freud y Jung fue sobre el concepto de “restos arcaicos”. Para el primero éstos eran ciertos contenidos inconscientes “heredados”, mientras que el Maestro de Zurich, mediante el análisis de los sueños de sus pacientes, así como de la interpretación que hizo de diferentes mitos producidos por diversas culturas, sumado a la investigación de la simbología alquímica, creó una topología del inconsciente distinta a la del psicoanálisis, sin por ello considerar que se había alejado del camino sino, por el contrario, que había colaborado en la continuación de la obra freudiana.
    Así es como, mediante la amplificación de la idea de “restos arcaicos” de Freud, Jung formuló la existencia de lo inconsciente colectivo. Entendido éste último como algo común a la naturaleza humana, que se halla en cada persona en el mismo instante de su nacimiento, constituido por estructuras arquetípicas derivadas de los momentos emocionales más trascendentes de la humanidad que dan como resultado el ancestral temor a la oscuridad, la idea de Dios, del Bien, de lo Demoníaco, entre algunos ejemplos. Jung creó también el concepto de “complejo”, del cual dice que su núcleo se halla en el inconsciente colectivo.(...) imagoagenda.com.ar

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